Estamos cerrando 2008 con una triste sensación de vacío. Un presente disfrazado de modernidad que camina en estos momentos entre la desesperación de algunos y la frivolidad de otros. ¿Conducirá todo esto a un pasotismo neurofibroso en la ciudadanía, que dé la espalda a la política de carrera y a los políticos profesionales que se están ganando a pulso, con tanta ficción y doblez, el descrédito y la desconfianza de la gente? Ya nos gustaría a muchos que esta etapa fuera sólo una indisposición pasajera de la casta política, pero, por el camino que vamos y por muchos Obama que aparezcan en el horizonte prometiendo milagros, parece que se está convirtiendo en una enfermedad crónica.

Al menos en nuestro país, los discursitos de personajes tan simpáticos como José Blanco y otros de primera línea, que tienen asegurados sus tres minutos en los telediarios, ya no entusiasman a nadie y por supuesto no hacen soñar ni a los gusanos de seda. ¿Cómo se puede pasar en dos meses de negar la crisis a liderar la recuperación económica mundial?

Muchos ciudadanos comienzan a reflexionar. Esa felicidad paradójica del entretenimiento televisivo anestesia cada vez a menos gente. El Homo festivus del fútbol dominguero, de las parodias informativas y de los chismes del corazón, se va extinguiendo, aunque aquí en el sur y sobre todo en zonas rurales las reservas son todavía abundantes. Y a ellos, quien tiene el estómago lleno, les puede seguir diciendo: ¡ayunemos!

Pero claro, a fuerza de seguir prometiendo bienestar, placeres, y regodeos «progre» en cada mitin o en cada spot propagandístico, la vida cotidiana se convierte en una tremenda prueba, en ansiedad y desengaño para los comunes mortales en paro o con dificultades para llegar a final de mes. Y si no, preguntémosles a los autónomos o a los que están a la espera para recibir las Ayudas de la Ley de Dependencia, por poner tan sólo dos ejemplos.

Alumbrar las distintitas perspectivas presentes con una sola definición no es tarea fácil. ¿Cómo resumir este sinfín de voces en una sola? Chasco, desencanto, desengaño, desilusión, contrariedad, fiasco, fracaso, engaño, burla… Me inclinaría por decepción que deriva del latín «deceptio». Sin embargo, esta palabra se usa cuando se trata de promesas insinuadas. Y aquí muchos ciudadanos no dicen que se les dieron expectativas, saben que se hicieron promesas. Una promesa hecha y no cumplida es un engaño.

Por eso, en los tiempos que corren, es conveniente y hasta imprescindible tener a mano un vocabulario para que nos ayude a reflejar todos los sentimientos con mayor precisión.

No obstante el panorama sombrío y la mucha insatisfacción, no podemos ser tan malajes y sosos y no decir que tampoco faltan razones para esperar.

Nosotros en esta edición damos 5.000 razones.

Agenda de la Empresa Andaluza publica por noveno año consecutivo el directorio de las empresas más significativas de nuestra comunidad autónoma, donde se ofrecen nuevamente datos puestos al día de hasta 5.000 sociedades con presencia en Andalucía.

Esas 5.000 empresas son las razones para esperar.

Al cierre de esta edición esas empresas están vivas, no han cerrado, siguen siendo el motor del desarrollo económico de nuestra Región. Son 5.000 invitaciones a no quedarse quietos. Desde estas páginas volvemos a defender los principios del liberalismo como la fórmula adecuada para salir de la crisis. En la libertad de elección y en el libre mercado encontraremos el mejor terreno para recobrar el camino del crecimiento y de la creación de puestos de trabajo.

Las empresas son, hoy por hoy, la esperanza contra la decepción.

Manuel Bellido

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com