He tenido ocasión de seguir por TV una colorida ceremonia en la Ciudad de México donde cientos de indígenas y otras personas participaron en una evocadora ceremonia con motivo del Día de la Tierra para llevar sus ofrendas a la Madre Tierra.

Con máscaras y vestimentas de la cultura indígena se entregaron a bailes y cantos y a una colorida procesión en la que también participaron muchos turistas. La ceremonia del domingo comenzó con un baile en honor a Tláloc, el dios de la lluvia.

El Día de la Tierra se celebra anualmente en todo el mundo el 22 de abril y la campaña global de este año se centra en acabar con el uso de plástico. Este día de la Madre Tierra es el tercero que se celebra en el marco del Decenio de la ONU para la Restauración de Ecosistemas.

¿Qué regalo podríamos hacerle a nuestro Planeta en su fiesta? ¿Liberarlo del plástico con el que lo asfixiamos? ¿Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarnos al cambio climático del que tanto hablamos? Son preguntas a las que todos los ciudadanos y gobiernos tendríamos que responder. Sin embargo, la cuestión que yo me pongo es esta:  mientras se siguen organizando simposios, se sigue legislando con poca contundencia; ¿somos conscientes de que el problema no es cuánto nos costará renunciar a determinados hábitos poco ecológicos, sino cuánto gastaremos en reparar tanto daño si seguimos vertiendo contaminación en nuestro medioambiente? Pensemos, por ejemplo, que la contaminación no solamente tiene efectos sobre el clima, los tiene sobre nuestros pulmones, y los fenómenos meteorológicos extremos conducen a un rosario de enfermedades.

Nosotros, los ciudadanos de a pie, podemos hacerle un regalo enorme a nuestra Casa Común. Podemos comenzar por cambiar el tipo de energía en nuestras casas, aumentar nuestros desplazamientos a pie, en bicicleta o en transporte público. Si tenemos que cambiar de coche, ir pensando en uno eléctrico, y en nuestro día a día consumir responsablemente, introducir hábitos como reutilizar, reparar, reciclar. No tiremos tanta comida a la basura. Cuando tiramos comida, también desperdiciamos los recursos y la energía que se utilizaron para cultivarla, producirla, envasarla y transportarla. Enseña a tus hijos a respetar la naturaleza; toda la biodiversidad se resiente cuanto maltratamos a un solo árbol.

Recientemente en Nueva York, escuché en un discurso decir a Antonio Guterres: «El mundo no se puede permitir retrasos, indecisión, ni medidas a medias». Urge, por tanto, tomar medidas más ambiciosas. Sabemos que, si actuamos ahora, aún es posible garantizar un futuro sostenible y habitable para todos.  

Cuatro días, desde el 18 de abril, hasta el domingo 21, en la Aldea por la Tierra instalada en Roma, en la Terrazza del Pincio y en el Galoppatoio de Villa Borghese hemos declarado por unanimidad que podemos lograr cuidar la Casa Común con el aporte oportuno y ordinario de cada uno. Las 300 organizaciones presentes, en vísperas de la 54ª edición del Día de la Tierra, han lanzado un grito que tiene que recorrer todo el Planeta y por supuesto llegar también a ti: Tenemos que salvar la Casa Común y construir la paz.

Hay que actuar ya.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com