Los ataques contra Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, que mataron a 2.997 personas, marcaron un punto de inflexión porque sacudieron al mundo entero, revistió un cambio en la política de Estados Unidos y Occidente y dejó incontables secuelas políticas y humanas. Los atentados pusieron de relieve la existencia de una crisis global.
Se habló mucho de lucha contra el terrorismo internacional, pero en realidad se abría una etapa que daría inicio a una guerra por la dominación mundial.
Con el pasar de los años, desde aquel momento, Estados Unidos ha ido menguando como imperio y comenzaron a surgir amenazas, sobre todo por parte de Rusia y China, que no estaban dispuestas a aceptar el exclusivo liderazgo y poder estadounidense.
Esta obsesión de EE. UU. por el dominio total hoy tampoco es posible por un motivo interno, el país está más dividido que nunca y Republicanos y Demócratas no solo no coinciden en nada, sino que además viven, como en los peores momentos de la historia americana, una lucha cainita.
Hoy nos encontramos que el poder geopolítico es muy distinto en el mundo; la situación actual me recuerda la de principios del Siglo XX, en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Hay dos grupos de Estados poderosos (por un lado, Estados Unidos y Europa, por el otro Rusia, China, Irán) que se proponen dominar y ninguno de los dos grupos pretende dar un paso atrás.
Si hacemos caso a las lecciones de la Historia, conjeturamos que nunca una situación así se ha concluido en paz. ¿Queremos recordar como era la situación antes de la Segunda Guerra Mundial? ¿Quiero con esto decir que estamos ante una nueva guerra mundial? Muchos especialistas hablan ya de un inminente conflicto a gran escala, de una Tercera Guerra Mundial. Incluso muchos advierten que debemos prepararnos, invertir más en armamento y en defensa porque lo que está llegando puede dejar muchísimas víctimas, sobre todo entre la población civil.
Lo que está pasando con Ucrania nos da pistas, lo que pasa en el conflicto israelí-palestino también, pero no solo, todos los conflictos que en estos momentos resquebrajan el mundo muestran la dificultad de cómo muchos políticos son incapaces de ponerse de acuerdo, perdiendo algo de cuota de poder, y vivir en paz con los vecinos sin pretender dominarlos o colonizarlos.
Desde luego las dos grandes coaliciones en el mundo pretenden dominar económicamente, militarmente e ideológicamente cada vez más. Los hechos gravísimos que estamos conociendo son muy crudos, incluidos los teledirigidos por ese super club mundial económico que decide sin escrúpulos la suerte de parte de la población mundial.
En Europa nos preguntamos qué nos espera para el futuro y si estamos destinados a seguir siendo una vasija de barro entre las vasijas de hierro que intentan dominar el mundo. ¿Qué dicen y que hacen ante esta situación los dirigentes de los Países Europeos?
Algunos intentan con cierta retorica darnos a entender que somos muy fuertes e intentan mostrar una imagen de unidad, cuando en realidad se encuentran divididos y yo creo que muy probablemente se sienten impotentes ante los que está pasando. No hay liderazgo en Europa, tampoco destaca ninguno a nivel mundial. Hay un poder desconocido para la población en general que mueve los hilos del mundo, un poder que permite que el 1% más rico acumule el 82% de la riqueza global.
Las prioridades de la política, desgraciadamente en muchos rincones del mundo, incluido España, está dejando de ser el Bien Común.