“Andalucía ha iniciado una gran revolución verde, que va a ser modelo para el resto de las regiones europeas”

¿Qué importancia tiene la agricultura para Andalucía? ¿Podría facilitarnos datos de la aportación económica de la agricultura al PIB andaluz?

La Producción de la Rama de Actividad Agraria en 2019 ha estado por encima de los 13.000 millones de euros. Mientras, la agricultura supone el 8% del PIB andaluz, lo que se eleva hasta el 16% si consideramos todo el sistema agroalimentario; es decir, considerando en el sector agroalimentario su industria auxiliar, el transporte de esta producción, los insumos y la comercialización. Pero la importancia de la agricultura no queda solo ahí, pues estamos hablando del elemento más estratégico para el mundo rural, el que mantiene vivos nuestros pueblos, el que permite una mayor vertebración social y evita el despoblamiento. Estamos, por lo tanto, ante una de las bases en que se sustenta la economía. Creo que el sector primario es, en buena medida, un motivo de orgullo, porque no solo hablamos de números, hablamos de una producción que apuesta por la sostenibilidad y que se presenta en los mercados con un aval de una excelente calidad. Andalucía tiene una superficie agraria de 4,4 millones de hectáreas con una alta producción agrícola que la lleva a ser referente internacional en muchos de sus productos y la catapulta a número uno nacional en exportaciones. Una producción variada en base a sus cultivos repartidos en un mosaico que constituyen el olivar, la dehesa, las sierras, la campiña, la viña, los frutales en las vegas de los ríos andaluces, además de las de Antequera, Zafarraya o Granada y de los cultivos hortícolas de las zonas de litoral; y que cuenta con el apoyo de 6.200 industrias agroalimentarias cuyo volumen de negocio es de más de 18.000 millones de euros.

¿Cómo se está adaptando el sector agrícola andaluz para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030?

Para el mejor desarrollo de la agricultura y la ganadería es necesario un medio ambiente en buen estado. Además, en la apuesta por la conservación del entorno natural tienen también un papel muy importante los agricultores y ganaderos. Este fue precisamente uno de los motivos por los que el nuevo Gobierno andaluz apostó por fusionar las antiguas consejerías de Medio Ambiente y Agricultura. En cualquier caso, Andalucía se caracteriza por unas producciones respetuosas con el medioambiente; de hecho, somos líderes en agricultura ecológica, agricultura de conservación o agricultura integrada. Somos conscientes de que la agricultura sostenible convierte a nuestra tierra en un auténtico sumidero de CO2 y, de manera muy especial, ocurre esto con la agricultura ecológica, modelo de producción en el que Andalucía es líder indiscutible a nivel nacional con más de un millón de hectáreas que suponen la mitad del territorio destinado a este sistema en toda España. Además, Andalucía cuenta con 800.000 cabezas de ganado ecológico. La agricultura y ganadería ecológicas permiten el mantenimiento de más de 42.000 empleos en Andalucía. En cualquier caso, me gustaría recordar el encuentro mantenido en COP25 entre el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y los emprendedores medioambientales, y el compromiso de todos para conseguir que Andalucía lidere las políticas de sostenibilidad en España y Europa contra el calentamiento global. En último término, le recuerdo el esfuerzo generoso del Consejo de Gobierno andaluz para que todo esto sea presupuestariamente posible. No obstante, siempre hay cosas en las que tenemos que seguir avanzando, como por ejemplo en favorecer un relevo generacional para lo que tenemos que hacer llegar a la gente todo el atractivo de nuestro sector primario, que permite que lleguen a nuestras mesas los mejores productos desde nuestros campos. En esa línea estamos trabajando con una apuesta firme a la que hemos destinado ayudas por valor de más de 100 millones de euros para apoyar a los 1.355 jóvenes agricultores que las habían solicitado porque estamos convencidos de que rejuvenecer la Andalucía rural es sinónimo de potenciarla.

¿Cuáles son los principales retos que tiene la agricultura por delante para su consecución?

Andalucía ha iniciado una gran revolución verde, que va a ser modelo para el resto de las regiones europeas. Nuestra comunidad tiene más de 2,9 millones de hectáreas protegidas por la Red de Espacios Naturales de Andalucía, lo que significa casi un tercio de su superficie. A ello hay que sumar los dos millones de andaluces que viven en ese entorno, cuya base es el sector agrario y que están llamados a ser los grandes protagonistas. Lo tenemos todo: las gentes, la producción y el entorno y, por supuesto, las ideas y el ímpetu para hacerlo. Desde la Junta de Andalucía hemos sentado las bases para la mejor gestión de esta herencia que constituye nuestra naturaleza, haciéndolo compatible con el desarrollo socioeconómico. Es una revolución verde que genera calidad de vida, riqueza y empleo, preservando y apostando por consolidar nuestra naturaleza y nuestro paisaje. Tenemos un gran reto, pero tenga también en cuenta que tenemos cosas avanzadas gracias a un sector agrícola y un medio rural que ha venido apostando por la sostenibilidad y que ha demostrado durante décadas una gran capacidad para optimizar los recursos.

¿En cuál/cuáles ODS puede la agricultura andaluza marcar la diferencia?

Lo cierto es que los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible son importantes para cualquier gestión desde todas las administraciones porque todos son de alguna forma transversales a cualquier actuación, sea cual sea el departamento, consejería o ministerio. Luchar por ejemplo contra la pobreza es luchar contra el hambre, es avanzar en lo económico y es generar riqueza, empleo y bienestar y el beneficiario es siempre el mismo: la sociedad en su conjunto. No se olvide de que el sector agroalimentario juega un papel fundamental que se aprecia especialmente en ocasiones como las que vivimos, garantizando el abastecimiento de la población. En cualquier caso, creo que son varios los objetivos en los que Andalucía viene trabajando bien, como es el caso del cambio climático con un desarrollo normativo de primer nivel y una preocupación por la calidad ambiental, la conservación de nuestro patrimonio natural o los progresos en materia de residuos y economía circular. En el tema del agua y economía verde hemos avanzado mucho en tan solo un año, pero también lo hacemos en otros aspectos como la mujer, su empoderamiento y sus trabajos por el asociacionismo o las políticas que permiten un desarrollo económico y social sostenible en el medio rural. Desde el punto de vista agroalimentario tenemos nuestra gestión encaminada hacia todo ello y, desde luego, imagine todos los objetivos que contemplamos desde el punto de vista medioambiental, que también es competencia de esta Consejería.

¿De qué forma lo están impulsando desde su Consejería? ¿Podría destacarnos los principales planes que están llevando a cabo para ello?

Me dejaré cosas en el tintero, evidentemente, pero en cualquier caso le diré que estamos trabajando en la adecuación del Plan Forestal de Andalucía, el desarrollo de la Ley de Cambio Climático, la puesta en marcha del Plan de Acción por el Clima, el diagnóstico exhaustivo de la gestión de residuos en Andalucía y la elaboración de un Plan Integral de Residuos, los planes de Calidad del Aire, la elaboración de la Ley de Economía Circular y en materia de agua, algo tan fundamental para todos, mediante la elaboración de un Pacto Andaluz por el Agua desde el máximo consenso, así como la depuración de aguas residuales, una tarea que tenía olvidada el anterior gobierno y que nosotros hemos impulsado con fuerza en este año que llevamos al frente del Gobierno Andaluz.

¿Qué papel juegan las empresas? ¿Qué apoyo reciben por parte de su Consejería?

Es verdad que nos corresponde a nosotros asumir el liderazgo de cara a la Agenda 2030, pero no es menos cierto que este Gobierno viene apostando desde el primer momento por la colaboración público-privada para llevarlo a cabo. Si no nos involucramos todos no es posible esa revolución verde de la que venimos hablando. Nuestra es la competencia y nuestros son también los medios y muchas herramientas para llevarlas a cabo. También, evidentemente, necesitamos de la mayor coordinación de las distintas administraciones y un trabajo desde la máxima lealtad. Por supuesto, la lucha contra el cambio climático precisa de todo esto: participación de todos y máxima lealtad entre todos. Estamos hablando de cuestiones en las que debe de involucrase la sociedad en su conjunto. En cualquier caso, entre nuestros planteamientos están las acciones de dinamización de sectores productivos sostenibles ofreciendo, por ejemplo, oportunidades de negocio a empresas situadas en el interior de espacios naturales para que ellas impulsen la conservación del territorio. En el conjunto de las empresas, le puedo decir que la Consejería viene animando a éstas a continuar sumándose al Sistema de Gestión y Auditoria Medioambiental, EMAS, que es un instrumento voluntario destinado a las empresas y organizaciones que apuestan por comprometerse a evaluar, gestionar y mejorar su comportamiento ambiental. Además, EMAS incide en la lucha contra el cambio climático al perseguir, entre otros objetivos, la reducción de emisiones a la atmósfera, el uso sostenible de recursos, la mitigación y la adaptación al cambio climático y la protección de la biodiversidad.

Ante los efectos derivados del cambio climático, englobado en el ODS-13, como escasez de precipitaciones, elevación de temperaturas, fuertes inundaciones… ¿Qué propuestas y proyectos tienen al respecto?

Uno de los objetivos de esta Consejería y de este Gobierno es alcanzar un gran Pacto Andaluz por el Agua. El agua debe ser un recurso que nos una, no que enfrente a los territorios. Este es el motivo por el que apostamos por un diálogo que lleve al máximo consenso. Para ello hemos conseguido el apoyo unánime de los grupos políticos con representación parlamentaria, así como una participación activa de los sectores implicados y de otras administraciones, desde la base de diez ejes principales de este documento. Confiamos en que este gran Pacto permita el desbloqueo de las iniciativas que estén pendientes de desarrollarse y que, a partir de él, se puedan valorar, puntualmente, los casos concretos de cada territorio. Esta es una cuestión fundamental para una región con tantos problemas desde el punto de vista hídrico, sin duda, por las características de su clima. Y evidentemente por su incidencia en el cambio climático al margen de otros factores como la contaminación o la eliminación de residuos, cuestiones a las que ya damos respuesta con actuaciones que ya se han puesto en marcha. En cualquier caso, me gustaría destacar, por ejemplo, la última de las decisiones adoptadas recientemente por el consejo de Gobierno y que no es otra que la aprobación de la Comisión Interdepartamental para el Cambio Climático, que responde a la transversalidad de las causas y consecuencias del cambio climático y que exige la creación de este tipo de estructuras. Se trata de asegurar la coherencia, la eficiencia y la eficacia de las acciones encaminadas a alcanzar los objetivos marcados por el ejecutivo autonómico en cuanto a la lucha contra este fenómeno. Esta comisión ya se contemplaba en la Ley de Medidas frente al Cambio Climático y para la transición hacia un nuevo modelo energético en Andalucía.

Y sobre el ODS-8 y ante las recientes protestas sobre los precios: ¿cómo cree que se puede encontrar el equilibrio?

Tenemos el gran reto de conseguir que los agricultores cobren por sus productos un precio justo porque, al final, el mercado es el que debe remunerar el trabajo que realizan, y ya no solo ese trabajo, sino los resultados de excelencia desde el punto de vista de la calidad. Hay que tener presente la inversión que realizan nuestros productores para obtener unos alimentos que cuentan con trazabilidad y un método de producción más respetuoso con el entorno y seguridad alimentaria. Por este motivo, confiamos en que en el futuro más próximo las administraciones competentes adopten medidas que no se están tomando. Necesitamos que lo hagan lo más pronto posible. También confiamos en que la nueva PAC pueda permitir crear herramientas que eviten este tipo de desajustes. Uno de los aspectos que nos preocupa de la nueva PAC es lo que atañe a la Organización Común del Mercado (OCM) de los productos agrarios y del equilibrio en la cadena de valor. Necesitamos que la OCM cuente con herramientas, tales como la excepcionalidad en la Ley de Competencia o unos índices correctores automáticos en los acuerdos de importaciones con terceros países en tiempos de crisis de precios o bien cuando se produzcan cambios en la situación global de los mercados. Por supuesto que es también igualmente importante mejorar la información de la trazabilidad y un mejor etiquetado, así como un control de los contingentes y productos fitosanitarios en los Puestos de Inspección Fronteriza (PIF). Si nuestros costes son más elevados porque cumplimos exigencias de sostenibilidad, cosa que nos parece lo más adecuado, debemos exigir esto también a los productos procedentes de terceros países.

Uno de los objetivos que se recogen en el Estatuto de las Mujeres Rurales y del Mar de Andalucía, en línea con el ODS-5, es lograr la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres rurales y del mar, así como incorporar la perspectiva de género en todos los ámbitos del sector. ¿Cómo puede mejorar el futuro del sector?

La mujer es fundamental en el sector agrario y pesquero. Además del trabajo que realiza, de una calidad incuestionable, su presencia ahí, en esa actividad, permite una vertebración social de primer orden y una apuesta por la vida en el medio rural que permite evitar el despoblamiento. Por eso tenemos la necesaria obligación, todas las administraciones, de reconocer esta aportación económica y social y su valor respecto de lo tradicional y desde el punto de la sostenibilidad. Y eso se hace trabajando con ellas, con las mujeres, y por ellas. Ya hemos sometido a consulta pública el texto que conformará la primera Ley Andaluza de las Mujeres Rurales, del Mar y del Sector Medioambiental con la que pretendemos hacer efectivos los derechos de las mujeres para que participen de forma efectiva en la política agraria, pesquera y medioambiental y que también les sirva para su formación, para mejorar su profesionalización y sus iniciativas empresariales y para hacer visible su trabajo. Al mismo tiempo, estamos preparando el II Plan Estratégico para la Igualdad en el sector agroalimentario, pesquero y medioambiental, damos más posibilidades de ayudas económicas a las asociaciones de mujeres pertenecientes a estos sectores e impulsamos el Registro de Titularidad Compartida, que tendrá criterios de igualdad en el Plan de Desarrollo Rural de cara a las ayudas del FEADER.

Ante todos estos desafíos, ¿cómo vislumbra la agricultura andaluza en 2030?

Creo que el sector agrario andaluz se ha venido caracterizando por una enorme competitividad que le ha llevado a ser el ejemplo a seguir para otros sistemas agrarios de todo el mundo. El sector ha demostrado tener una gran capacidad para innovar superando, de esta manera, problemas endémicos que vienen motivados principalmente por la falta de recursos hídricos, de manera que ha sabido optimizar este recuso de forma ejemplar. Creo, en cualquier caso, que el sector necesita de mayor atención por parte de las administraciones que tienen competencias reales de cara al futuro del mismo y creo también que estamos llamados a mejorar determinadas cosas, siempre de la mano de esta administración andaluza con agricultores y ganaderos y sabiendo escuchar sus necesidades y demandas. De esta forma, desde la Junta estamos trabajando para mejorar en una necesidad básica: la de ganar más volumen y crear alianzas que permitan una mayor unión y cooperación del sector, crear sinergias desde las interprofesionales y, en definitiva, tener más presencia y posibilidades en los mercados, de acuerdo a la calidad de sus productos. Estamos poniendo las soluciones para ello. Creo que el futuro de la agricultura andaluza está más que garantizado y que irá apostando aún más por la calidad y la innovación. A pesar de todas las dificultades, sinceramente, soy muy optimista en gran medida por nuestra decidida apuesta por los jóvenes agricultores. Ellos permiten un relevo generacional, poder fijar la población al territorio, suponen una apuesta por la innovación y además crearán empleo y riqueza en los respectivos territorios. Necesitamos esto, y hay que apoyarlo. Me gustaría, por último, destacar el fomento de la economía circular, que debe marcar el futuro. Trabajamos en ello de manera decidida porque además de que es importante desde el punto de vista medioambiental, ofrece grandes posibilidades para la generación de nuevas actividades económicas, siempre desde el trabajo por la sostenibilidad, y permitiendo que seamos valedores de una cultura de la reutilización y el reciclado.

 

Manuel Bellido

 

por @mbellido

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