Europa llegaba a las pasadas elecciones del 25 de mayo con más de una pesadilla en su agenda. Entre ellas destacan la escasa y cada vez menor participación que se viene dando desde las primeras elecciones en 1979 y, por otra parte, la creciente hostilidad hacia la UE acentuada por la crisis económica. Ahora, una vez celebrada las elecciones y escrutados los resultados, después de una campaña electoral de un bajísimo nivel donde se habló de todo menos de Europa y donde  el eje central para algún partido de nuestro país llegó a ser el machismo, se abren cinco años de trabajo y de desafíos imposibles de eludir.  Empleo juvenil, crecimiento y armonización fiscal son los tres primeros temas que la UE se encuentra encima de la mesa, con urgencia y para los próximos cinco años. Muchos electores fueron a las urnas el pasado 25 de mayo preocupados por su situación laboral. Sobre todos los jóvenes. En Europa el desempleo juvenil ha pasado del 15 al 27%. También se seguirá hablando de  crecimiento y, mejor antes que después, alguien tendrá que traducirlo en medidas concretas. Igualmente se hablará del paquete fiscal: relación deuda/PIB inferior al 3%, obligación de cumplir con el presupuesto, reducción de la deuda pública cada año hasta que  alcance el 60% del PIB. Sobre este último tema algunos no quieren modificar nada y otros mucho.  El euroescepticismo ha crecido mucho y aunque es del todo improbable que se vuelva a la peseta, a la lira o al franco, mucho se discutirá a partir de la gestión que la Unión ha hecho con la crisis.

Veremos qué papel juegan partidos como “Podemos” que después de conseguir el 7,9% de los votos ya está diciendo que seguirán movilizando las calles para decir “que no queremos ser una colonia de Alemania ni de la Troika”.

En este sentido el panorama que vislumbra tendrá muchas turbulencias. Imagino cuantas dificultades habrá que superar cuando se quiera debatir a fondo sobre el papel del Banco Central Europeo y sobre la necesidad de concederle más instrumentos, como ya tienen otros Bancos Centrales, para que pueda intervenir en situaciones de crisis,  según el modelo de la Reserva Federal americana.  Mucho se debatirá sobre  la  Unión Bancaria, ya que es convicción de los expertos  que el establecimiento y la realización de este sistema tendría  el potencial de ayudar a evitar los costes de recapitalización y la pérdida del PIB en los próximos años, evitando o conteniendo cualquier futura crisis financiera. En este sentido, el paso importante que se dará  hacia la Unión Bancaria es la asunción de competencias por parte del BCE para la vigilancia y control de 130 bancos que representan el 85% de la actividad financiera de la zona euro.

Mucho trabajo queda por hacer para conseguir condiciones de crédito homogéneas en toda la UE y mayores prestaciones a los ahorradores europeos aunque la “reserva” de la que pescar en caso de emergencia parece  poco creíble: se tendrían a disposición  55 mil millones, cuando los 30 bancos de la eurozona, por si solos, valen  más de 22 trillones de euros.

Otros temas presentes sobre la mesas de los europarlamentarios serán los últimos retoques y las últimas decisiones sobre el Acuerdo Transatlántico y de Cooperación que actualmente se está negociando entre la UE y EE.UU. Se tomarán también decisiones sobre el  Mercado Único de la Energía, el Fondo Común de Garantía de Depósitos (DGS), la política común de seguridad y defensa, las políticas migratorias, la creación de un seguro mínimo común de desempleo para la zona del euro, la lucha contra la violencia a las mujeres o contra la brecha salarial en materia de género, las acciones comunes contra la evasión fiscal, la creación de un Espacio Único Europeo de Transportes o la puesta en marcha de un área Europea de investigación.  Por todo ello estas elecciones jugaban un papel tan importante. Sin embargo, una vez más la mayoría de nuestros políticos nos decepcionaron  levantando cortinas de humos con temas que nada tenían que ver con la agenda de Estrasburgo de la próxima legislatura. Ahí están los resultados, avance de los extremismos,  fragmentación de la izquierda, debacle para el PSOE y pérdida de apoyos en el PP. Probablemente alguno de ellos o de ellas sin otra salida profesional que la política,  en lugar de pensar en los intereses de los ciudadanos, pensaba en amarrarse un buen sueldo para los próximos cinco años. Con esos mimbres no se podía hacer otro cesto.

Manuel Bellido – bellido@agendaempresa.com

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por @mbellido

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