Los tiempos de la  crisis del coronavirus no están en nuestras manos, sino en la de la misma pandemia, ese enemigo invisible denominado COVID 19, que nos ha metido en esta guerra. Y aquellos que no lo entiendan terminarán volviéndose locos mientras elucubran un día cerrar todo y al día siguiente abrir todo, confundiendo a la opinión pública pero no al virus.

Hay mucha tensión, mucho nerviosismo, mucha improvisación.  Todos estamos al borde de un ataque de nervios, y el Gobierno el primero,  agravada por las tensiones internas entre Pedro y Pablo.  Llevamos dos semanas confinados. Con la perspectiva de seguir así mucho tiempo. La pregunta correcta que tenemos que hacernos, no es cuándo terminará todo esto sino cómo tenemos que hacer para que termine. El virus sigue poniendo de rodillas al mundo y no será precisamente el comunismo bolivariano de Pablo Iglesias a salvarnos de él. El coronavirus ataca a las fragilidades humanas (por ejemplo a los ancianos y a los enfermos)  y por otra parte a las instituciones políticas débiles. Europa está en crisis por la idea diabólica de dividirnos entre países fuertes y países débiles, entre cigarras y hormigas, entre norte y sur. La globalización en la forma que hemos conocido hasta ahora morirá con la pandemia. Así no  aguanta.  O trabajamos para unirnos o el desastre mundial tendrá las consecuencias de una bomba atómica. Papa Francisco decía días atrás: es el momento de cambiar rumbo. Yo también lo creo. Cuanto más demoremos a todos los niveles  en trabajar por la cohesión real y una solidaridad efectiva más victorias procuraremos al coronavirus. Hagamos tesoro de ese  proverbio africano que nos viene ahora como anillo al dedo: «Vamos más rápido solos. Juntos llegamos más lejos”

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com