Vuelve el hambre generalizada. Se multiplica el hambre. Como consecuencia de la pandemia,  de sus consecuencias y de la nefasta gestión de la crisis por parte del Gobierno de España.  Estoy empezando a ver personas que tienen hambre porque no pueden trabajar, ya tenían un trabajo precario, pero ahora con el cierre de la actividad económica la situación se ha agravado. No estoy hablando de lo que veremos en unos meses, estoy hablando de lo que ya veo ahora, estoy viendo el hambre de ahora y también el de «después». Nueva hambre y más personas pobres, que hasta ayer, sobrevivían, aunque fuera con trabajos más o menos precarios. Ahora les ha llegado el turno a los autónomos, a los empresarios de pequeñas empresas, a los trabajadores de esas pymes.  Una multitud a pie, con poco o nada  de repente, que de la noche a la mañana no puede llevar dinero a casa. Personas que nunca han vivido el hambre real y ahora están asombrados y avergonzados por la nueva situación.

La pandemia y las medidas que se han tomado paralizan las ciudades y por eso es difícil reconocer y llegar a los necesitados. Son nuevos pobres que nunca antes habían pedido  ayuda, y no tienen el coraje de hacerlo, o no saben cómo hacerlo.

El hambre, era algo remoto, de lo que nos habían hablado nuestros padres  y abuelos,  y nos habían contado de cómo nuestras madres y abuelas habían conducido la batalla para evitar ese hambre y hacer milagros en la cocina con casi nada. Sin embargo nuestros hijos, crecidos en la abundancia de bienes no saben lo que es. Ahora quizás entenderemos como viven países como Venezuela o Cuba donde las dictaduras comunistas y populistas han empobrecido a tal punto el país que la gente no saben lo que es tener tres comidas al día o ir a comprar al supermercado. Nos resultaba difícil creerlo y ahora estamos arriesgando de vivirlo en nuestras propias carnes.

Es un sufrimiento que, si lo sientes, cambia tu mirada.

Muchos sufren y mueren. Decenas de médicos, enfermeras, gente de todas las edades y sobre todo  ancianos están cayendo. Pero se avecina otra tormenta, la de las manos vacías y los platos vacíos.

El paro enfilara rápidamente  la cifra de cinco millones tras el alud de regulaciones de empleo y cierre de actividad y, crecerá aún más, porque las pymes, no pueden sobrevivir sin trabajar y facturar. ¿Cómo pagar a sus empleados? Triste panorama al que añadir el bochornoso espectáculo de ver a los gobernantes, a los que sus secuaces llaman “hombres de estado”, preocupados solo por salvar su imagen con marketing y storytelling, sin pedir en ningún momento perdón, mientras por incompetencia  hace aguas su gestión para salvar vidas.

Y nosotros, no perdamos ocasión de mirar a nuestro alrededor y ayudar en lo que podamos. El hambre tiene prisa. Y no dejemos que la angustia del contagio, la muerte y el desempleo nos abrumen. Mantengamos encendida la vela del amor y de la esperanza.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com