La Barcelona que veo, por donde paseo y de la cual puedo disfrutar es la Barcelona, mediterránea, que vive de cara al mar, abierta a otras culturas y pueblos.
Sus calles están llenas de gentes de todas las razas y países.
Me sorprende su historia cultural que ha dado a luz una ciudad irrepetible, agradable y colorista, con personalidad propia.
Una capital europea con mucha energía, mucha cultura, mucha vida. Impulsada siempre hacia el futuro.