Formar ciudadanos libres, responsables, solidarios y cultos

Un desaliento generalizado deambula por el ámbito educativo: fracaso escolar en casi todos los niveles, cerca de mil quinientas bajas médicas en el profesorado andaluz y sin muchas posibilidades de sustituciones, casos de exclusión y casos de violencia en algunos ambientes escolares y muchas formas de desarmonía, reflejo de la desorientación que sufre la sociedad actual.
No hay otro modo de salir de este laberinto sin el concurso de padres, educadores, expertos y políticos. Urge un trabajo en equipo que pueda generar nítidamente la imagen de lo que somos en la actualidad, de lo que podemos hacer y de lo que podemos ser: como individuos, como grupos sociales, como instituciones educativas, como comunidades a todos los niveles. De los errores y los aciertos se pueden sacar conclusiones, sea cual sea el partido responsable de las leyes que se hayan generado. De lo que se trata es de poder proyectar enfoques alternativos a los actuales, enfoques basados en valores y reflejados en nuevas normas y nuevos lenguajes. No podemos seguir dejando la Educación sólo en manos de ministros efímeros ni en decisiones de gobiernos que cada legislatura ponen parches a un sistema descocido y deshilachado. La sociedad tiene que recuperar la Educación como tarea de todos, revisar su sentido y su objetivo para que vuelva a ser ámbito de inclusión, desarrollo de inteligencias múltiples y co-producción de conocimientos encaminados a incrementar la libertad y la responsabilidad de las personas. Además, la escuela es un buen lugar para adquirir como complemento esa actitud socio-afectiva encaminada al altruismo y a la pro-socialización. En un panorama generalizado de desesperanza existen algunas experiencias que nos pueden llenar de optimismo. Estoy hablando, por ejemplo, de la labor que están llevando a cabo algunas instituciones educativas cómo el Colegio de San Francisco de Paula en Sevilla que va a implantar el bachillerato internacional. Un esfuerzo práctico y arduo por parte del equipo docente, encaminado en todo momento al desarrollo intelectual y ético de los alumnos como personas libres y responsables. Son huellas del mejor futuro.
Todos estamos convocados a co-protagonizar un proyecto de cambio, realizado comunitariamente, moderado por los políticos pero generado conjuntamente por padres, profesores y expertos.