Gustan porque son divertidos, fáciles de dirigir, en muchísimos casos y cada vez más, altamente útiles. Los drones son los gadgets tecnológicos más curiosos, versátiles, estudiados y deseados en estos momentos. Recientemente me hicieron probar uno especializado en hacer fotografías. Se trataba de un sólido y compacto artefacto gestionado a través de un controlador WIFI con conexión estable en un área de cinco kilómetros, dotado de cuatro ojos, dos sensores frontales y dos en la parte inferior para garantizar una gran precisión de movimiento, incluso donde el GPS no funcionaba. Los más de 20 minutos de autonomía de este dron me permitieron divertirme y llegar allí donde físicamente no habría podido llegar con mi cámara fotográfica. Sin embargo, cuando hablamos de drones no hablamos sólo de ocio y entretenimiento, sino de instrumentos profesionales con ya probadas o posibles aplicaciones en el sector público y en distintos ámbitos, militar y de defensa, seguridad y emergencias, urbanismo, ordenación del territorio e inspecciones, medioambiente, agricultura y ganadería, sanidad, movilidad y tráfico, ingeniería civil y, por supuesto, como comentaba antes, en el campo del audiovisual y de la comunicación.

Cada día nos despertamos con una nueva aplicación y con un nuevo uso de los drones. Son una realidad los drones especializados en el transporte de cosas, que sustituyen a vehículos por carretera o a repartidores para llevar paquetes a sitios concretos de manera rápida, o que incluso son complementarios al transporte por vehículos de rueda. En ciertos casos, el camión sigue siendo el elemento de transporte principal llevando en su techo drones que se lanzan cuando es necesario, sin que ni siquiera el conductor tenga que salir de la cabina. También se avanza en la utilización de drones en espacios interiores para realizar inventarios, búsqueda de mercancía o localización de espacios libres para almacenar. Los últimos avances con prototipos funcionales también se hacen en vehículos aéreos para transporte de personas, perfilándose un dron con despegue y aterrizaje vertical, como el taxi volador del futuro. Este ‘Uber volador’ para zonas urbanas en su primer prototipo tiene espacio para dos pasajeros, pero la versión final, aseguran, podrá tener capacidad para cinco. Unos emprendedores de la provincia de Sevilla trabajan en un dron para control de plagas de aves, con aspecto de ave rapaz. Estos drones podrán ser usados en los sectores de la agricultura, piscicultura o zonas de reciclajes y destinadas a basuras.

Muy útiles están siendo ya los drones en las emergencias, para búsquedas de personas en el mar o en zonas donde se ha producido una catástrofe natural como incendios e inundaciones, o para realizar análisis de radioactividad.

Los que piensen que todo esto quitará trabajo a las personas no pueden olvidar que las nuevas tecnologías siempre van acompañadas de la creación de nuevas profesiones, como ya pasó con la revolución industrial. El sector de los drones es evidentemente un sector en auge y en continuo crecimiento y, como tal, ofrecerá importantes oportunidades de trabajo, no sólo en el campo de la investigación y fabricación, sino también en el ámbito de su aprovechamiento y del pilotaje. Cada vez más se necesitarán personas formadas y preparadas para pilotar drones y, de hecho, existen ya más de 50 academias de pilotaje de drones en España, con cursos autorizados para obtener esta nueva habilitación, y la demanda por conseguir una licencia para pilotar drones se ha disparado en Europa. Sin lugar a duda, para muchos sectores, los drones ya son la próxima revolución.

Manuel Bellido @mbellido

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por @mbellido

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