Digital es una palabra clave desde hace una década y lo seguirá siendo para las empresas en los próximos años. Todos los procesos relacionados con la producción, distribución, promoción, venta y postventa de las empresas serán creados y representados digitalmente; manipulados, distribuidos y utilizados en forma digital.  Afortunadamente las tecnologías son cada vez más accesibles a todos porque se abaratan y están al alcance de un mayor número de usuarios. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la tecnología, entendida como progreso, no tiene solo que ver con los ordenadores y los sensores, sino con las personas. De hecho, los mejores líderes empresariales saben que la verdadera competencia entre las compañías se juega en el campo del talento, si se consigue atraer, motivar y retener a las personas que lo poseen. La tecnología lleva consigo un inmenso poder de transformación, pero solo se desarrolla gracias a los individuos que hacen uso de ellas, que le sacan provecho, utilidad y potencialidad. Por otra parte, no hay que olvidar que se abre camino cada vez más en la sociedad una conciencia de humanismo tecnológico que se basa en los valores de honestidad y lealtad, lo que hace que la tecnología tenga que poner al centro de su desarrollo a las personas.

Son muchas las preguntas que llegan a mi mesa de redacción en estas semanas sobre cómo abordar la crisis provocada por la pandemia ¿Cuándo y cómo terminará esta crisis? ¿Cómo tendríamos que prepararnos para abordar esta nueva etapa de la historia? ¿Qué papel juega la tecnología en este nuevo momento histórico? ¿Podremos recuperar la economía ayudados por las nuevas tecnologías?  Imposible responder a todas las preguntas en un momento de tremenda incertidumbre. De lo que sí estoy convencido es que tenemos que adaptarnos a transitar por la ambigüedad de esta nueva etapa histórica sin horizontes ciertos y adquirir la habilidad necesaria para afrontar la incertidumbre en todas sus formas y matices.

Es necesario generar una confianza profunda entre nuestros clientes y proveedores y fomentar con ellos y al interno de nuestras empresas una cultura de equipo, comenzando por conocer las fortalezas de cada miembro del equipo para aprovecharlas de manera adecuada. Adoptar nuevas formas de trabajo y producción usando nuevas herramientas, adaptando las viejas formas a la digitalización para acometer transformaciones. Es hora de flexibilizar los roles y las funciones en las empresas con transparencia y humildad a todos los niveles. Estar abiertos a los cambios, adaptarse y anticiparse es vital para cosechar un mínimo de éxito.

El futuro depende de lo que hagamos hoy, juntos. La innovación se produce y da frutos cuando personas de diferentes orígenes, opiniones y sectores intercambian ideas, visualizan objetivos y suman esfuerzos.

por @mbellido

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