En Venezuela. “Cuando aún faltan dos meses para las elecciones legislativas de septiembre, Hugo Chávez dedica todas sus energías para enardecer a sus seguidores y lanzar lo que ha denominado «Operación Demolición» en contra de la oposición. Ya comenzó hace meses a arremeter contra los medios de comunicación opositores”.
En Argentina. “Una vez más, el gobierno, ante una información que lo incomoda, demuestra su poca tolerancia a la información que no es de su agrado”, afirmó Gustavo Vittori, Presidente de la Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina (ADEPA).
Y así podríamos seguir, contando casos de países con gobiernos de espíritu poco democráticos que no admiten discrepancias.
Todos los totalitarismos desconfían de la libertad, puesto que las personas libres que piensan, conocen y se determinan por sí mismas son un obstáculo a sus pretensiones. Sin embargo, los totalitarismos non son solo conductas de gobiernos, existen en las empresas, en las instituciones sociales, en los club de ocios y hasta en el seno de muchas familias.
Totalitarismo, autoritarismo, absolutismo, despotismo, dogmatismo… Son demasiados los “ismos” que invaden a todos los niveles nuestra sociedad, escondidos a veces bajo apariencias educadas y políticamente correctas y sostenidas por supuestas legalidades. Si se escarba un poco más, detrás de esas apariencias amables solo se encuentran actitudes típicas de quienes ejercen con exceso cualquier poder, modos característicos de quien se cree en posesión de la verdad e intenta de todas las maneras posibles imponer sus criterios con coacción o con la fuerza.
La mayor parte de la veces “los autoritarios” usan la coerción, una fuerte presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta. Algo casi imperceptible en las formas, pero que destruye psicológicamente a la víctima.
Dicen los psicólogos que a veces el agresor tiene una mente tan cerrada y está tan engreído con sus ideas que ni siquiera tiene conciencia de que está haciendo daño a su víctima. Hay muchas historias de maltrato psicológico que probablemente nacen de los “ismos” que antes enumeraba, ismos que representan egoísmos, falta de amor, o amor mal entendido. Frente a eso hay dos caminos: resignarse o intentar coger el toro por los cuernos.
Que la vida va en serio y que cada uno tiene que conquistarla día a día, a veces uno lo descubre demasiado tarde. Es de Elizabet Kübler este pensamiento: “Si se pudiera proteger a los acantilados de las tormentas, nunca podría admirarse la belleza de sus quebradas”. También este tipo de dificultades son ocasiones para recomenzar y construir.

por @mbellido

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