Es cierto que la frivolidad siempre existió y que siempre hubo políticos frívolos, y es también verdad que, en todo caso, es preferible la frivolidad a la severidad de los fanáticos. Sin embargo los niveles de frivolidad y fruslería que hoy tenemos en España en el ámbito político han llegado a unas proporciones inverosímiles y tan descaradas que dan miedo. Asistimos a acciones y proclamas dañinas, malsanas y peligrosísimas, que conllevan riesgos  para la recuperación económica y para la imagen de España en el exterior. La estrategia mezquina, rastrera y mentirosa de algunos partidos y líderes políticos para alcanzar el poder a costa de lo que sea, sin calcular las consecuencias que puedan tener sus acciones son para echarse a temblar. Algunos políticos, hablan como si la veracidad o la falsedad de sus palabras no pudieran afectarles ya, en la medida, que siguen siendo capaces de conservar esa suerte de capital mediático llamado “imagen”.

Sin embargo, cada vez menos la gente soporta sentirse tomadas por imbéciles y sentirse engañada. La estrategia de ensombrecer, de “calumniar que algo queda”, de acusar sin demostrar ya no funciona. El “plumero” se le ha visto a más de uno, sobre todo cuando no es capaz de mirar a los ojos cuando habla, sobre todo cuando habla de honradez y no  la atesora precisamente en su partido, cuando desde hace años se le cuestiona integridad y rectitud en las formas y en las sustancias.

Hay muchos que se han hecho políticos y de consecuencia “habitantes” del espacio mediático, sin que nadie sepa cómo llegaron allí, qué meritos tuvieron, cómo se prepararon y qué les movió a ejercerla, y sobre todo no se sabe cómo se ganarían la vida si no fueran políticos. Han ido avanzando a fuerza de eslóganes, de promesas incumplidas, de ficciones, de hacer lo contrario de lo que predicaban, de proclamar la igualdad cuando con uñas y dientes defendían la casta que los llenaba de privilegios. Han ido avanzando buscando poder, cada vez más poder, pero sin saber cómo emplearlo. A la mayoría de los españoles le resulta difícil, por no decir imposible, imaginar a algún dirigente de la oposición actual de presidente del Gobierno y, sin embargo, ahí siguen, elaborando y propiciando toda clase de artimañas para desestabilizar, confundir, salpicar y tratar de sacar partido de la primera mosca que vuela fuera de su ventana.  ¿Cómo es posible que nuestra cultura, apoyada además por prensa que un día ya lejano fuera independiente, haya tomado el tinte de lo trivial y lo frívolo, solo para salvaguardar intereses partidistas? El escepticismo crece y produce ausencia de compromiso, de valores y de esperanza. La mera publicación de un titular en un periódico se impone como un criterio de verdad. ¿A dónde hemos llegado? ¿Y, peor aún, a dónde llegaremos?

manuelBELLIDO  – bellido@mujeremprendedora.net – https://manuelbellido.com

 

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com