“Los tiempos de oro de Wall Street terminaron hace tiempo. Es un gran centro de negocios, un gigantesco mecanismo financiero para la industria, pero si usted quiere saber donde está el poder, aquí no lo busque porque no lo encontrará”, mi interlocutor era un joven broker, empleado de una compañía de Manhattan, amigo de amigos, que muy amablemente me estaba acompañando por esa famosa calle de Nueva York donde se encuentran los principales bancos, la Bolsa, e innumerables oficinas de seguros, cambio y actividades financieras. Yo caminaba con el periódico financiero más prestigioso del mundo, el Wall Street Journal, debajo del brazo, y pretendía en esa visita guiada por la América económica, conocer los intríngulis del funcionamiento del capitalismo americano y saber algo más de ese escenario donde tiene lugar tantos acontecimientos y procesos que se proyectan sobre la geografía mundial, favoreciendo o dificultando el desarrollo de enteras regiones.

El amigo americano, me estaba poniendo en crisis al decirme que el poder no estaba allí ¿Y dónde estaba entonces?. Sé que éste es el país de los negocios, “the country of business” y ningún gobierno del mundo ha estado tan ligado a las esferas económicas como Estados Unidos. Si es el país de los negocios, me imagino que su gente querrá siempre un gobierno de negocios, me imagino que su gente querrá siempre un gobierno de negocios, le decía yo a mi amigo americano, y él me volvía a despistar, diciéndome que tampoco allí estaba concentrado el poder. ¿Quizás en las “grandes familias” que saben hacer sentir el peso de su riqueza? “No, no creo que todo el peso del poder resida ya en esas grandes familias”. “Como ves éstas son gotas de agua en la inmensidad del mar”. Miré hacia arriba y me produjeron mareos los sesenta y cinco pisos de cristal y aluminio del edificio de oficinas que teníamos encima. Probablemente era verdad que todo el eje mundial del poder económico no residía allí. Lo cierto es que no podía en esos momentos, ante tal espectáculo de grandeza y lujo, desvincular economía y espacio en una relación causa y efecto. Este territorio, me aparecía como un agente activo, capaz de influir de forma directa en el desarrollo de actividades económicas y empresariales.

Continué mi viaje sin hacerme demasiadas preguntas. Pensaba mucho en Andalucía, y no sé por qué, en una empresa de reciente que está en el Polígono Industrial P.I.S.A. en Sevilla.

Allí unos amigos emprendedores están enfrascados en llevar adelante una “misión imposible”; producir bien, pagar siempre a los proveedores, no atascarse un solo mes con las nóminas y cumplir con Hacienda. Están creando empleo, son ya unas pocas de familias las que viven de esa empresa, Crisis o no crisis en la Bolsa de Nueva York, gripe en la economía asiática, o derrumbe de los mercados latinoamericanos, mis amigos tienen todos los meses que hacer frente a sus pagos y a sus compromisos financieros. Probablemente ellos no saben exactamente donde reside el poder económico del mundo, y probablemente tampoco saben de qué manera les puede afectar la lógica capitalista, que muchos califican de depredadora y que tantos desequilibrios crea en la economía mundial, tampoco sabrán explicarse cómo economía y territorio se encuentran tan directamente interrelacionados, y no podrán entender como ha sido posible que ante la actual crisis financiera los líderes políticos y “económicos” no hayan sido capaces de tomar decisiones rápidas, mientras se pasaban la pelota de un tejado a otro los distintos organismos internacionales, desde el Banco Mundial a la Organización Mundial de Comercio y finalmente quedarse atrancada en el FMI. Mientras Clinton limpiaba su imagen personal, y Yeltsin intentaba consolidar gobierno en un país en crisis, al borde de la bancarrota.

Vuelvo a pensar en Andalucía, y me olvido momentáneamente de mi gira americana y de la crisis bursátil internacional. ¿Quién tiene la pelota del desarrollo económico andaluz en su tejado? ¿Dónde estará la clave para la creación de empleo? ¿En las importantes partidas que el Gobierno Andaluz aportará para el desarrollo del proyecto de aplicación de la jornada laboral de 35 horas? ¿En os 400.000 millones de pesetas que la Junta promete en su capítulo de inversiones de los presupuestos del 99?.

Sigo pensando en mis amigos emprendedores del Polígono P.I.S.A. Ellos no esperan soluciones globales de la intelectualidad económica y política. Mis amigos, seguirán trabajando duro, produciendo contra viento y marea y, sobre todo, quitando personas de las listas del INEM. Creo que antes o después habrá que hacerles un reportaje. Esta gente sí que sabe de ingeniería financiera.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com