“Defendamos, promovamos las empresas y su acción vertebradora en la sociedad”

Empecemos por el principio… ¿Por qué decidió embarcarse en este proyecto tan particular de liderar al empresariado andaluz?

Por varios factores. En primer lugar, por agradecimiento y responsabilidad. Llevo toda mi vida personal y profesional ligada al ámbito de las empresas y de sus organizaciones y me parecía que era lo que debía hacer para devolver a éstas lo mucho que me han aportado personal y humanamente. También por sentido del deber y de compromiso con lo que me rodea. Creo que en la vida hay que ser proactivo, defender aquello en lo que crees y dar los pasos oportunos para aportar, si realmente te sientes capacitado para ello. Lo que sí puedo asegurar es que ni me movió la ambición, ni el ansia de notoriedad, porque ni va con mi carácter, ni evidentemente era el mejor momento para ello, pues la situación de partida no invitaba, precisamente, a pensar que esta presidencia fuera a ser un camino de rosas. Si puedo decir, con el transcurso de estos cuatro años, que en ningún momento me he arrepentido por mucho que se haya empinado el camino. Me he encontrado con un equipo humano muy comprometido, con unas empresas y unas organizaciones que han sabido aportar lo necesario, unas entidades financieras que nos han permitido continuar con nuestra actividad normal y, personalmente, con una familia que ha sabido apoyarme en la distancia y fortalecerme en la cercanía.

¿Es consciente de la influencia que está teniendo en el tejido empresarial andaluz y en su economía?

Con sinceridad creo mucho en las instituciones y en los equipos. Personalmente no aspiro a ser influyente, sino a que la organización a la que represento sea realmente influyente. Somos los empresarios los que tenemos que tener capacidad de intervenir, de participar, gestionando los intereses que nos son propios, para construir una sociedad más empresarial, que estoy convencido es una sociedad más justa y equilibrada. En ese sentido, estoy realmente satisfecho de lo logrado. Creo que hemos conseguido mejorar notablemente la reputación de la organización. Ahora solo nos queda conquistar una mejor imagen de la empresa en general, que la crisis, como otras muchas cosas, ha ido erosionando en estos años.

¿Qué influencia tiene en su liderazgo de la CEA sus experiencias cotidianas como empresario?

Toda. No puedo disociar mi actividad empresarial con mi actividad representativa e incluso personal. Soy una persona con los ideales muy firmes: confianza en los que me rodean, esfuerzo y sacrificio, reconocimiento del mérito y un toque de osadía, como decía recientemente. Creo que hay que ser atrevido, midiendo los tiempos, las circunstancias pero siempre optando por decidir y actuar, antes que dejar los problemas en un cajón. Siempre digo a mi equipo que prefiero un error por acción, antes que uno por omisión.

Tras cuatro años de mandato que tocan a su fin, ¿de qué se siente más orgulloso? ¿Daría marcha atrás o actuaría diferente en algún momento?

Yo creo que todos siempre podemos tener la sensación de querer dar marcha atrás en algo, pero como ello no es posible, creo más en la responsabilidad de asumir siempre lo hecho. Por eso, trato de guiarme por criterios como la honestidad, el compromiso y el reconocimiento al esfuerzo. Han sido cuatro años muy duros, por eso quizás de lo que me siento más orgulloso es de haber llegado hasta aquí con una organización que de partida estaba muy debilitada, en un entorno muy complicado e incluso hostil, y que ha requerido de una renovación total, que casi hemos concluido, para dar paso ahora a una etapa mucho más activa, que reactiva.

Opta a la reelección como presidente de la CEA, ¿qué le gustaría lograr que no haya hecho hasta ahora?

En primer lugar, y sobre todo, recuperar el concepto empresa. Asisto con frecuencia aún a debates políticos y mediáticos en los que se ensalza lo público como el elemento diferenciador y positivo de la sociedad, todo ello contrapuesto a un modelo privado que siempre se cataloga de insolidario. Me he propuesto romper con esa dicotomía en el que siempre lo público es lo bueno y lo privado lo negativo. Recientemente había una cierta movilización social en favor de las prestaciones de salud, y la idea que se extendía es que como el sistema funcionaba mal había que evitar su privatización. Es decir, si el sistema funciona mal no es que haya que reformarlo, sino evitar que deje de ser público. Me gustaría, en definitiva, lograr una visión más cercana a la empresa en todas las esferas políticas y sociales en Andalucía.

¿En el futuro cercano qué objetivo se plantea en el proyecto CEA?

Pues el principal es el lema que llevaremos a nuestra Asamblea: “Una CEA renovada, liderando las empresas”. Creo que tenemos que ser capaces de revalidar día a día nuestra capacidad de dirigir a las empresas andaluzas y que éstas, a su vez, sean cada vez más líderes de nuestra sociedad. Y a través de ese ejercicio de liderazgo conseguir una sociedad más equitativa, más comprometida con sus empresas y con mayor capacidad de asunción del riesgo.

¿Qué tipo de empresa (pyme, autónomos, mediana, grande…) cree que representa el futuro empresarial andaluz?  

Una de las cosas que creo no nos han beneficiado en los últimos tiempos ha sido este afán por caracterizar a las empresas. De forma intencionada, aquellos que no creen en la empresa, y su valor, la han ido tratando de transformar o apartar a través del lenguaje. El ejemplo más claro es el concepto emprendedor, que nosotros también usamos por inercia, pero que en el fondo es un mero sinónimo de empresario. Creo que tenemos que hablar de empresa como algo sustantivo en nuestra sociedad. Decirles a los jóvenes que empresario y emprendedor es lo mismo. Que una startup es ni más ni menos que una empresa, recién nacida en un determinado sector de actividad. Y que, parafraseando a los clásicos, la empresa sangra, llora, se alegra,… contrata trabajadores, paga impuestos, compite en el mercado, sea cual sea la denominación que le queramos dar.

¿Considera que desde el Gobierno andaluz se imponen muchas trabas administrativas para el desarrollo empresarial?

Desde el Gobierno, desde el Parlamento, desde los ayuntamientos, hay una incansable ansiedad normativa. De verdad, ¿son necesarias más de 30 leyes y 130 decretos en una legislatura, después de 35 años de autonomía? ¿Existen tantos vacíos legales que se requiere estar constantemente generando nuevas normas? Solo en 2016, los diferentes boletines oficiales de nuestro país publicaron la friolera de 900.000 páginas de normas y disposiciones de distinto rango. Casi 7.000.000 de páginas desde 2010. La propia legislación europea, nacional y autonómica es muy clara. Hay que aplicar el principio de mejora de la regulación y procurar que las normas cumplan los principios de eficiencia, necesidad, proporcionalidad, seguridad jurídica, transparencia, accesibilidad, simplicidad y eficacia. Como se puede comprobar, existe una completa y exigente normativa, que si se cumpliese, nos dotaría de un mejor contexto competitivo. Es importante recordar que las cargas suponen ralentizar operaciones, detraer recursos productivos, condicionar las decisiones de inversión y generar obstáculos en el mercado, todo lo cual condiciona el interés y la viabilidad de la iniciativa empresarial.

¿Están las empresas andaluzas preparadas para los nuevos retos tecnológicos que se les presentarán en un futuro próximo?

Yo creo que están en ello. Uno de los objetivos en este período es continuar impulsando la digitalización de la empresa, que es un reto estratégico y de gestión imprescindible para nuestras empresas.

¿Cómo se materializa actualmente la oferta formativa de la CEA a los desempleados?

Actualmente no tenemos un programa específico de formación para desempleados. Toda la formación que hacemos está pensada para mejorar la capacitación y competitividad de las personas, y no distinguimos entre si están ocupados o no, más aún cuando esa formación, a día de hoy, no está supeditada a ningún tipo de subvención. El tema formativo es una de las cuestiones que tenemos que reconstruir. La propia sede de la organización empresarial es un gran aulario, porque el modelo de formación en España nos reconocía esa función formativa.

A su juicio, ¿qué medidas deberían impulsar desde el Gobierno andaluz para promover la consolidación de las nuevas empresas?

Yo creo mucho en la idea del ecosistema empresarial, en la multifactorialidad de los temas. Es evidente que debemos tener un marco normativo y fiscal armonizado con el resto del Estado y con Europa. No puede ser que nuestras empresas se enfrenten a elementos competitivos distintos. Creo también que es necesario un reforzamiento de los medios de financiación. Una gran idea sin financiación es solo un documento sin capacidad de ser ejecutado. Al respecto, creo en proyectos, como el que hoy representa GARÀNTIA Sociedad de Garantía Recíproca en Andalucía, capaz de avalar proyectos reales y con capacidad de futuro para nuestras pymes. Y, por último, hay algo que también es importante. Que esa empresa responda realmente al deseo empresarial de quien la ha desarrollado. Que crear una empresa no sea solo una respuesta inmediata a una falta de empleo. Debe existir una vocación real de ser empresario, si no el grado de riesgo al fracaso probablemente sea demasiado alto.

¿Qué provincias considera que son el mejor caldo de cultivo para la creación de empresas? ¿Cómo se deberían impulsar aquellas que se encuentran más a la zaga?

Cada día creo menos en los rankings territoriales. Es muy difícil comparar un territorio con otro, incluso dentro de un mismo espacio, no es lo mismo comparar la primavera con el invierno. Lo importante es que toda provincia contenga unas características mínimas para desarrollarse como son recursos humanos formados, infraestructuras de transportes y logísticas, acceso a redes de energía adecuadas, etc. Por poner un ejemplo, en un contexto turístico tan extraordinario como el que tenemos, ¿cómo va a competir igual Granada que otras provincias, si lleva años sin acceso alguno por comunicación ferroviaria?

¿Cree que la FP Dual es una posible solución al problema del desempleo joven en Andalucía?

No sé si la dual o la no dual, lo que estoy convencido es que la formación es un elemento clave. En Andalucía hay ahora mismo 123.000 alumnos en Formación Profesional y 88.000 en Bachillerato, lo cual me parece clave para nuestra sociedad. En dual creo que hay unos 3.000 sobre la base, muy importante, de la colaboración de casi 2.000 empresas, lo cual me parece un dato muy a destacar, dado que nuestra base empresarial es, como conocen, de una estructura de muy pequeña dimensión, por lo que me parece un gran logro que sean tantas las empresas que tengan alumnos en sus centros productivos en esta nueva modalidad, a pesar de que aún no tiene el adecuado desarrollo temporal entre nosotros.

¿Se han propuesto desde la confederación algunas pautas para verificar el cumplimiento de los ODS por parte de las empresas andaluzas? ¿De qué modo?

Ese es un tema que tenemos que estudiar con detenimiento y a buen seguro lo haremos en esta nueva etapa. Para nosotros, todo lo relacionado con RSE debe ser voluntario. En el momento en el que se pierde la voluntariedad se pierde la esencia del compromiso responsable de las empresas. No quiere eso decir que no creamos oportuna una verificación de los cumplimientos, pero sin que ello signifique una normalización o una traslación a la esfera de lo público. Como le digo, es un tema muy sensible, que tendremos que reflexionar con intensidad.

Se promueve mucho la internacionalización de las empresas andaluzas, pero, ¿cree que se debería impulsar más dentro de la propia Comunidad?

Si a lo que se refiere es a la comercialización interior, es evidente que debemos procurar mecanismos que sin ser proteccionistas, pues sería incoherente con nuestra vocación internacionalista, si permitan un reconocimiento a las empresas que producen en Andalucía. Muchas veces ese reconocimiento es tan fácil como impedir la adopción de medidas que supongan menoscabos competitivos solo para las empresas andaluzas o que operan en Andalucía. Por ejemplo, nos preocupa mucho la ley de vida saludable que obliga a determinas cuestiones, como a generar una determinada información nutricional, que solo va a ser exigible para nuestro sector productivo; o que prohíbe la venta, consumo y publicidad de determinados productos; o que penaliza una determinada dimensión de nuestras empresas.

Siendo crítico, ¿qué puntuación le concedería a las empresas andaluzas en un examen frente al resto de compañías nacionales?

El problema real es ¿qué es lo que queremos comparar? al objeto de dar una puntuación. Nuestras empresas tienen la dimensión que tienen, se desenvuelven en los sectores en los que se desenvuelven y cuentan con el entorno que todos conocemos. Estoy convencido de que, teniendo en cuenta esas variables, la puntuación siempre sería muy alta porque partimos de condiciones más complicadas, como es ser región periférica de la Unión Europea y, a pesar de todo ello, pues por ejemplo, hemos sido capaces de conquistar mercados internacionales, con datos muy positivos de comercio exterior, o mantenemos una intensa actividad en turismo en el que la demanda es muy sensible a la calidad que se le ofrece.

Defina a un buen empresario con tres palabras.

“Tenaz, generador de progreso”. Creo que el empresario es un gran trabajador, que ha tenido la valentía de arriesgar su patrimonio.

¿Qué nos recomendaría llevar en la mochila para hacer más enriquecedor el viaje empresarial?

Yo creo que el mero hecho de ser empresario ya es suficientemente enriquecedor y que la mochila ya va suficientemente colmada de ilusiones, arrojo, proyectos y buenas intenciones. Quizás insistiría en la conciencia de la legitimidad del beneficio. Creo que debemos afrontar sin ningún complejo que toda obra empresarial se realiza para obtener un beneficio económico, y que ello no es ajeno a la función social de la empresa. Por tanto, cargaría la mochila de interés por obtener beneficio de la actividad, insisto sin complejo alguno, porque ésa es una de las razones que hacen que tengamos no solo una sociedad mejor, sino unos mejores y más motivados empresarios.

Algo más para contar…

Insistir en la idea de defender la empresa. Sugerir a todos los que crean en el proyecto empresarial, que lo defiendan, sin complejos como antes decía. Piensen como sería nuestra sociedad sin empresas, como sería nuestra competitividad, nuestros servicios públicos, nuestro sistema de financiación, el propio bienestar de todos. Defendamos, promovamos las empresas y su acción vertebradora en la sociedad.

por @mbellido

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