La política se demuestra primordialmente en acciones de servicio en favor de una nación y en la creación del bien común, pero cuando los políticos ocupan su tiempo en librar guerras ofensivas para mantener el poder, en arengas populistas, en mentir, en gastar sin medida, en vivir de espaldas a los problemas reales de los ciudadanos, en no aportar soluciones, en dividir, en abusar de sus posiciones, en censurar, en coartar la libertad…, entonces los ciudadanos castigan en las urnas. Los resultados de las recientes elecciones así lo reflejan, han sido el fruto maduro de las preocupaciones y desengaños de los españoles en estos últimos años, hartos de ver que los problemas se multiplicaban y que el gobierno no ponía soluciones. La enseñanza que todos tendríamos que sacar de esta etapa desdichada de nuestro país es que la democracia no es sólo un hecho electoral sino también la condición de su ejercicio. No se puede admitir el ejercicio del poder político vaciado de contenidos tan elementales como el mantenimiento de la autoridad de la ley, el equilibrio independiente de los poderes del Estado, la unidad de la nación, la defensa de la Constitución, el equilibrio presupuestario, la calidad institucional, la transparencia de los actos de Gobierno y la obligación de rendir cuentas, siempre. Son elementos inherentes a todo régimen democrático que estaban descuidando nuestros gobernantes. El descrédito en el que ha caído el partido que gobernaba es debido a que los ciudadanos no han querido seguir permitiendo el engreimiento en esa manera de gobernar improvisando, ni la suficiencia en la presunción de que las decisiones políticas se pueden tomar sin tener en cuenta al votante, en la tendencia a pensar la política como algo que concierne sólo a los que la hacen.
Votar nos concede el derecho de exigir a los políticos honradez e idoneidad suficientes para discernir los intereses generales del país. A nuestros representantes políticos hay que exigirles un mínimo de nivel cultural, una preparación profesional, una formación en la materia en la cual se tienen que desenvolver. Exigirles un Curriculum Vitae meritorio y decoroso. En la historia de la democracia española el nivel de los ministros ha ido bajando legislatura tras legislatura de una manera vergonzante. Los miembros de un gobierno tendrían que poseer un conjunto de conocimientos, destrezas, valores y conductas y si fuese posible algo de creatividad. Confiemos en que el nuevo gobierno, salido de las urnas el 20 N, verdaderamente gobierne para todos, tome decisiones rápidas y las lleve a cabo sin ablandarse por grupos que pretenden hacer política con asentamientos y acampadas en las plazas públicas o tomando la calle sólo para hacer ruido. Nuestra democracia ya no es tan joven y ya sería hora de ir creando una base de continuidad en ciertas líneas o políticas como las educativas, las sanitarias o en nuestras relaciones con el exterior que no deberían alterarse ni con gobiernos de derecha ni de izquierdas. Más vale que este nuevo gobierno nos traiga un renacimiento en virtudes democráticas y morales, de cohesión y de unidad, y de ganas de volver a poner España a la cabeza de Europa. Agradeceríamos a Rajoy que gobernara y no que mantuviera ese sistema de pactos con nacionalistas, sindicatos y patronales que sólo sirve para gestionar la discrepancia, pero que no sirve para impulsar nuestro desarrollo y crecimiento.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com