Que el camino al euro no es una simple transformación de unidad de medida y que sus costs de adaptación no son solamente los gastos operativos asociados al cambio ya lo sabíamos. También conjeturábamos que para las economías de los países implicados de lo que se trataba era de una consistente modificación en las reglas de juego.

El euro actualmente no produce buenas vibraciones y no tiene demasiada buena imagen, pero vivimos esperanzados en que esta bendida moneda que, desde su nacimiento en enero de 1999, no ha hecho más que perder valor, antes o después con la integración financiera, la unificación de los mercados y tantas otras medidas como las recientes reformas fiscales en las que se encuentran enfrascados los ministros de economía europeos, y las intervencions del BCE permitirán ese crecimiento que cambie el sentido a la situación existente y logre una divisa fuerte frente a la poderosa moneda americana.

Pero no olvidemos que ciertas economías ya vinculadas al euro sin una capacidad competitiva, tecnológica y comercial tipo Alemania, y ya sin la posibilidad de realizar en momentos oportunos devaluaciones competitivas de la propia moneda respecto a otras del mismo área, tienen ante si un reto mucho más difícil de alcanzar.

Andalucía no vive en el país de las maravillas y a veces no se encuentra la brújula que nos indique hacia dónde tiene que caminar y qué estrategia seguir. La evolución de la participación de su industria en la producción industrial española sigue perdiendo peso desde 1977, la agricultura viaja a dos velocidades, ya que una gran parte de la superficie agraria útil sigue quedando al margen de procesos de generación de valores monetarios, por tanto son demora alguna cabría preguntarse en qué nivel se encuentra nuestra capacidad competitiva, tecnológica y comercial.

Transmitir mensajes optimistas puede resultar sospechoso en estos tiempos, pero lo cierto es que desde nuestro observatorio empresarial, y no perdiendo de vista esta situación de economía periférica, no podemos eludir las buenas sensaciones que producen los óptimos resultados y el desarrollo creciente en algunas empresas andaluzas en lo que va de año. Muchas empresas están apostando por la renovación tecnológica, la calidad en sus procesos de producción y la internacionalización en su comercio. Son pequeños y medianos empresarios que con iniciativa, flexibilidad y talento están sabiendo innovar en todo, incluso elevando el novel de formación de se capital humano.

Pero queda mucho por hacer y no podemos descuidarnos; sería una verdadera pena que tengamos muy pronto un euro fuerte para comprar, 292 millones de europeos dispuestos a usarlo y que nuestras empresas no estén listas para vender. Como sería una lástima no apresurarnos y tener sólo mañana la tecnología que muchos ya tienen hoy, justamente la que nos sirve para no tener que abrir una sucursal en Milán o en Londres, y sin embargo poder vender a los potenciales consumidores que allí se encuentran.

No olvidemos tampoco que, según un estudio que han hecho público reientemente las Cámaras de comercio, el 48% de las pymes españolas no disponen todavía de aplicaciones informáticas compatibles con la adaptación al euro. ¿Cuántas son las andaluzas?.

En el campo se dice que octubre las mejores frutas pudre, y es que entre el petróleo que sube, el euro que baja, y la inflación que se resiente, este mes empieza con perpectivas inciertas. Quizás es el momento de impulsar en nuestras empresas la cultura de la innivación y la tecnología, beunas bases para afrontar el futuro con algo de garantía.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com