Decían los clásicos: “Qui bene distinguit, bene sapit”. Si hoy prescindimos de este análisis, tendremos una visión muy empobrecida de lo que está sucendiendo con las nuevas tecnologías e Internet. Es preciso distinguir entre términos, conceptos, sustancia y esencia, teorías, perspectivas y puntos de vista sino muchos acontecimientos que desfilan ante nuestros ojos diariamente no tendrán su verdadero significado. A este propósito he escuchado decir hace días a Eulogio Naz de la consultora Arthur D. Litlel: “internet no es un tema de puntocoms ni de start-ups, es un tema de visualización dela economía a largo plazo”.

A finales de julio los líderes del G-8, transmitían al mundo, después de su última reunión en Okinawa, el mensaje de promover la mundialización de la comunicación, ya que actualmente el 90% de los ordenadores se encuentran sólo en los países desarrollados cuya población representa el 16% del planeta. El recado pone de manifiesto el poder de la revolución tecnológica para obtener mayores tasas de crecimiento económico.

Este llamamiento llega cuando buena parte de las expectativas creadas en la Bolsa por las nuevas tecnologías e Internet están en plena revisión, pero también cuando la tma de conciencia de la pertenencia a una sola aldea planetaria es mayor. Una cosa es el escenario de la nueva globalización y otra la realidad cercana. ¿Cómo funciona aquí y cuánta gente lo utiliza? ¿Por qué no terminan de arrancar muchos portales financieros?. ¿Es que no terminan de adaptarse a la verdadera realidad metódica de Internet o es que se olvidan de la importancia de la realción personalizada con el cliente?. Aquí el cliente navega poco o nada.

Los últimos sondeos ponen en evidencia que sólo el 11,3% de nuestra población navega por Internet. Quizá el futuro sea más halagüeño, ya que al menos el 42% de los universitarios de nuestro país se conecta con la red, aunque sea desde los mismos centros de estudio y no por esta concectado desde la vivienda familiar.

Lo cierto es que el riesgo de quedar margiandos a todos los niveles si no se incorporan sin demoras las nuevas tecnologías es enorme. La “brecha digital” definirá los nuevos umbrales del desarrollo. Globalización no es sinónimo de equitativo, es un témino que tendría que estar produciendo en nuestro tejido empresarial más que inquietud, porque conlleva grandes dosis de competitividad y por tanto mucho riesgo.

Sería óptimo que también la Administración compartiese esta preocupación y en este caso el Consejero de Empleo y Desarrollo Tecnológico pusiera en marcha iniciativas concretas a favor de las pymes andaluzas.

Es un buen momento para preguntarnos cómo nos podemos preparar para los acontecimientos novedosos que van a cambiar nuestra cultura, nuestra manera devivir y emprender. Me viene a la memoria una frase de Tonino Guerra, un poeta italiano que he vuelto a leereste verano: “En otoño el rumor de una hoja que cae es ensordecedor, porque con ella precipita un año”. Esto me sugiere que en este otoño, último tramo del 2000, ese viento virtual tan impetuoso que recorre la economía mundial hará caer algunas hojas de nuestra cultura empresarial actual y el ruido de su caída podría afectar a muchas de nuestras actividades empresariales.

Por eso, quienes hacemos Agenda de la Empresa Andaluza hemos vuelto a seleccionar idea, personas e instrumentos para aportar nuestro grano de arena a la compleja tarea que nos espera. ¡Buena suerte!.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com