sep971La idea de los negocios como profesión es atractiva en abstracto, pero no se ve tan clara en la práctica. En nuestro país no cuenta con credenciales legalizadas como sucede con otras como la de los médicos o abogados, ni se han definido unos requisitos reguladores de ese ejercicio profesional.

Sin embargo, por la complejidad y la competitividad de la sociedad actual, cada día se hace más necesaria una formación de calidad, específica y actualizada día a día que permita adaptarse a las nuevas estructuras del mundo económico y empresarial.

No basta con tener buen olfato para los negocios, ni buenas dotes para vender o dirigir. En los anuncios de empleo se está solicitando cada vez más tener una sólida formación.

Y si bien un título no aporta la certeza de que los candidatos a hombres de negocios, rindan efectivamente como tales. Teniendo en cuenta el tiempo y la inversión que demandan la obtención de un título, cabe esperar razonablemente que dicho individuo se haya tomado en serio el propósito de hacer carrera en el mundo profesional.

Cada vez más nos hacemos conscientes de la importancia de dicha formación, y que para que una empresa sea competitiva necesita poder adaptar constantemente sus plantillas a las necesidades reales del negocio y a los requerimientos del mercado.

Nuestra región, por ejemplo, entrará en Europa sin saber Inglés, menos del 20% de nuestros empresarios maneja la lengua de Shakespeare. Lo que antes era una necesidad es ahora, cada vez más, una obligación.

Por otra parte muchos empresarios comienzan a verles las orejas al lobo, al carecer de suficientes conocimientos básicos de gestión, como contabilidad, cuestiones legales, mercantiles, tributarios y laborales, sin dejar al lado algunas lagunas en conocimientos sencillos como qué es una letra de cambio o la diferencia entre un albarán y una factura.

La vida profesional del ejecutivo se desarrolla en una especia de sucesivas mareas marcadas por etapas de transición. El entorno, cada día más competitivo, nos produce, a veces turbulencias y deseos de estar a la altura de las circunstancias, de aspirar a estar más y mejor preparados para afrontar las crecientes dificultades del mundo empresarial, de tener los conocimientos necesarios para proyectar nuestra empresa a otros mercados y, en definitiva, hacer que crezcan nuestros negocios.

La principal dificultad para lograr salir de dichas turbulencias es poder definir objetivos profesionales significativos a medio y a largo plazo. No confundir nuestras apetencias con nuestros objetivos futuros, todo ello con objetivación. Estar al día e invertir en formación es hoy, más que nunca, cuestión prioritaria.

Instituciones, Escuelas de negocios o entidades se están adecuando cada vez más a estas necesidades, reciclando sus contenidos formativos, dando visiones integrales de la empresa, con rigor, metodología, profesionalidad y planteamientos didácticos y pedagógicos.

En este número hablamos de todo ello y abrimos un abanico de posibilidades ofreciendo información sobre las mejores Escuelas de Negocios de Andalucía.

El mercado está forzando a todos los empresarios a ser, cada día más, personas profundamente involucradas en su desarrollo personal y profesional, en continua expansión de sus competencias, desarrollando nuevas habilidades, leyendo, formándose, escuchando a los demás. Desde AGENDA DE LA EMPRESA volvemos a apostar por todo ello, y seguimos agradeciendo las numerosas cartas de apoyo y de sugerencias que nos hacen entender que AGENDA DE LA EMPRESA se está convirtiendo, cada día más, en la revista de los empresarios andaluces.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com