¿Cuántos pulmones tiene Europa? Me hago esta pregunta desde hace tiempo y no puedo que concluir que no es uno solo el que hace respirar al unísono a este Viejo Continente. Europa tiene dos pulmones y quizás dos corazones, uno es Oriente y otro Occidente.
Europa Occidental es principalmente un concepto sociopolítico e identifica en particular a los países europeos del «primer mundo», resultado de un camino político, económico y cultural centenario, diferente del que ha hecho y hace Europa del Este. Este término de Europa Occidental también se asocia comúnmente con la democracia liberal, el capitalismo y también la Unión Europea, a pesar de su ampliación a los países del Este. La mayoría de los países de la región comparten la cultura occidental, una cultura, aprovecho para decirlo, que sin duda hoy parece estar en crisis más que nunca.
Entre las regiones occidentales y orientales también religiosamente hay diferencias por los rasgos del mundo católico-protestante y el de la ortodoxia, con consecuencias en la forma de pensar y actuar. A todo esto, habría que unirle las diferencias y las tensiones que se producen dentro de esta Europa Occidental entre el Norte y el Sur.
Europa del Este, en su concepto geográfico, es una tierra dividida internamente con diferentes tradiciones y problemas. Es posible distinguir culturalmente, a grandes rasgos, Europa Central, los Balcanes y los países de la antigua Unión Soviética. El denominador común de esta Europa del Este es el condicionante del poscomunismo con las tribulaciones sociales y políticas de un difícil camino hacia la democratización. Con la ampliación de la Unión Europea en algunos países del Este se produce una adaptación bastante rápida al sistema económico y legal occidental, también gracias a una moneda común; sin embargo, el acercamiento cultural es mucho más lento.
En las últimas décadas, los países de Europa Oriental han mirado a Occidente como modelo cultural y político y han desarrollado una comprensión de lo que ocurre en los países occidentales. No estamos seguros que los europeos de esta parte hayan comprendido el modelo cultural de los europeos del Este. Esta situación ha sido y es a menudo fuente de malentendidos y, es que, sin el reconocimiento de los valores orientales por parte de Occidente, no se pueden lograr una igualdad real y una justa reciprocidad. Para esto se necesita humildad, confianza, conocimiento y aceptación mutua.
En esta situación se haría necesario promover una nueva cultura del encuentro, crear una plataforma, una «lugar común » para poder dialogar. Nunca es tarde para reflexionar sobre distintas tradiciones culturales y diferentes formas de razonar y prepararnos para un diálogo constructivo.
Europa es algo más que el marco económico de una moneda común. Europa tiene alma, aunque en los últimos decenios se ha ido cubriendo de polvo impidiendo reconocerla. Estoy convencido que los factores decisivos de la política no son solo políticos, sino espirituales, tanto para lo bueno como para lo malo. No podemos mirar al futuro sin tener en cuenta algo de la significación espiritual de nuestra historia, con sus luces y con sus sombras, historia dramática y esplendida al mismo tiempo.
Con la vista puesta en las próximas Elecciones Europeas no perdamos la ocasión de acercarnos y conocernos mejor los de oriente y occidente. Seguramente nos enriqueceremos.