Hay reflexiones largas y cortas. Reflexiones que duran toda una noche, una fracción de segundo o toda una vida. Hay reflexiones que ensimisman vigilias de días y acontecimientos importantes. Hay reflexiones que llegan a posteriori. Hay quien ha reflexionado después de haberse perdido en una selva y tropezado con bestias salvajes de la mano de Virgilio, viajando desde Troya a Ítaca, emigrando desde Jarán con Sarai y Lot hacia una tierra prometida, o combatiendo en Mitilene como legatus Marco Munucio Termo. La reflexión no es azar es destino, o mejor dicho, camino. Es un claro en un bosque espeso y oscuro, una luz que se engrandece en “una cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, con unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia delante”
La reflexión es una tesis que declara que “todo es agua”, o una teoría de la “generación espontánea”, o un “principio de no contradicción”, o una nociones de “categoría, acto, sustancia y potencia”, la reflexión es Fedro, Timeo, Teeteto, o la República, la reflexión es la historia de quien vivió y soñó en un lugar de la Mancha, la reflexión es toda la obra de quien supo escribir este epitafio para su lapida: “Buen amigo, por Jesús, abstente, de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras, y maldito el que remueva mis huesos” La reflexión es un río donde no puedes tocar la misma agua dos veces porque el flujo que pasó nunca pasará otra vez. La reflexión es un cielo azul y límpido que se refleja en un charco, es la idea que une los planetas en las galaxias, es la misma huella repetida en cada cosa y que lleva por nombre Palabra, el oro que se encontrará después de la muerte. La reflexión es esa ubicua luz que me despierta cada día y cierra mis parpados cada noche. “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos” decía el fundador del Budismo. Tenemos que reaprender a pensar y reflexionar con limpieza “οὐ τὸ εἰσερχόμενον εἰς τὸ στόμα κοινοῖ τὸν ἄνθρωπον, ἀλλὰ τὸ ἐκπορευόμενον ἐκ τοῦ στόματος τοῦτο κοινοῖ τὸν ἄνθρωπον.” no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.» De lo que abunda en el corazón habla la boca.

por @mbellido

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