Cuando era pequeño y oía decir a mi madre que tenia un nudo en la garganta, siempre imaginaba que se estaba atragantando y, por supuesto, no lo relacionaba con un estado emocional. Ahora comprendo el significado profundo de esa sensación y, a veces, incluso reconozco aquello que en la psique se mueve para producirlo.
Es emocionante recorrer en silencio, de vez en cuando, ese itinerario interior para explorar nuestros estados de ánimo. Allí encontramos emociones perdidas y actuales, emociones que curan y aquellas que necesitan ser reconocidas y descifradas para darles respuestas, emociones frágiles, gráciles o secretas, colgadas de racimos de alegrías o de dolores, emociones silenciosas o ruidosas, emociones que son capaces de traspasar la propia mirada y revelarlas a otros ojos, emociones clasificadas en los álbumes de la memoria, emociones creativas que se traducirán en poesía, pintura o música…
Todas las emociones contienen una verdad psicológica y profundamente humana y son reveladoras de Vida, por eso son capaces de ayudarnos a acceder al corazón y a las experiencias de otros seres. Nos permiten comprender y amar.
Las emociones son también como un termómetro que nos consiente de visualizar en que estado está nuestra lucha diaria para ser más felices y sufrir menos. Conociéndolas sabremos motivar nuestro optimismo, aliviar los propios malestares, alejar los miedos y afrontar las causas que originan nuestras dudas o sufrimientos.
En el terreno de las relaciones o de la afectividad florecen constantemente, como sobre un prado de montaña en primavera, infinidad de florecillas emocionales. En estos prados de nuestra alma conviene pararse de vez en cuando, no pasar de largo y observar y conocer en silencio estos brotes capaces de colorear de una tonalidad u otra nuestro día.
Conocer mejor de qué y de cómo estamos hechos emocionalmente nos proporcionará recursos para resolver y avanzar, para crecer y vivir más plenamente. La condición indispensable es recogernos de vez en cuando en nuestro interior. Alejarnos del ruido y permanecer unos instantes en silencio.
“El silencio es el único amigo que jamás traiciona” decía Confucio. En el silencio nacen cosas grandes, creo que es la mejor medicina para evitar que se disocie y fragmente nuestra inmensa potencialidad humana.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com