La edición 152 de nuestra publicación es, como todos los meses, una mirada atenta al mundo empresarial andaluz. En esta ocasión, un repaso exhaustivo de los organigramas que hacen posible, día a día, el avance de la maquinaria productiva de 5.000 empresas en Andalucía.

Agenda de la Empresa no ha faltado a la cita en los últimos 11 años ofreciendo una herramienta útil y diría que casi indispensable, para establecer relaciones comerciales en nuestro tejido productivo. El trabajo realizado con rigor se alimenta de la información ofrecida por las propias empresas.

La complicada coyuntura actual por la que atraviesan Andalucía y España ha provocado un descenso considerable tanto en la actividad económica en general como en la empresarial. Hemos constatado la desaparición de empresas, la restructuración de otras y el redimensionamiento de muchas.

Las empresas más afectadas han sido sin duda las pequeñas y medianas. Dentro de unos escenarios delicados y críticos como los actuales se puede preveer, desafortunadamente, que la podadura de nuestro árbol productivo siga aumentando durante muchos meses. La falta de liquidez en muchas empresas está condicionando el cierre de las mismas. Las líneas de crédito, requisito que se ha vuelto imprescindible para poder sobrevivir en un entorno cada vez más complejo y mantener las garantías necesarias de solvencia y rentabilidad, en muchos casos bancos y cajas las están negando. Como una pescadilla que se muerde la cola, las empresas asfixiadas por los impagos y por la imposibilidad de una normal fluidez de caja terminan tirando la toalla. Desde que el ladrillo se vino abajo arrastrando al sector financiero en su caída, como consecuencia de tanta financiación irresponsable, han desaparecido muchas de las constructoras e inmobiliarias que antes aparecían en nuestro Directorio. Aunque el sector más castigado ha sido realmente el de los servicios.

Una de las causas es que esa financiación irresponsable por parte de Bancos y Cajas de hace años hoy se ha vuelto demasiado rígida. Los bancos no se fían, las empresas no tienen dinero ni para invertir ni para sobrevivir en el día a día y van a la quiebra. Al final, como siempre, pagan justos por pecadores.

Esta crisis, como todas las crisis, es un proceso complejo y traumático y ante ésta sólo se puede reaccionar con ingenio si se quiere sobrevivir. Las crisis económicas vienen acompañadas de abruptas rupturas de tendencias, de cambios que requieren en el seno de las empresas nuevas soluciones. No se puede acudir a viejas recetas porque el panorama ya es otro.

El empresario tendrá que agudizar el ingenio y el Gobierno gobernar con sensatez aplicando una política económica y fiscal que reanime al empresariado. El desorden agudo que ha provocado esta crisis en las empresas andaluzas se ha traducido en paro, en falta de consumo, en falta de confianza, y seguirá así si desde el Gobierno no se da un golpe de timón y se cambia de rumbo.

Es un círculo vicioso: creciente morosidad, estrangulamiento del crédito, asfixia del tejido empresarial, destrucción de empleo, menor consumo y mayor frustración social. La solución no es la del aumento de cargas y prestaciones asistenciales en los presupuestos del Estado.

La solución, hoy por hoy, la pueden ofrecer sólo unas elecciones anticipadas que obliguen a un nuevo gobierno sin autocomplacencias a fijar un rumbo cierto que genere certidumbre ante el empresariado nuestro y ante el mundo. Hasta ahora tenemos mentiras y confusión total.

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por @mbellido

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