En los últimos años, cuando celebrábamos el Día de la Tierra recordábamos cómo las actividades humanas han cambiado y continúan cambiando los equilibrios climáticos y ambientales del planeta, con graves consecuencias para muchas especies animales y especialmente para las personas.
Hasta el momento, las actividades humanas han contribuido a un aumento promedio de las temperaturas globales de 1,1 °C en comparación con el período anterior a la revolución industrial, con un aumento en la intensidad y frecuencia de inundaciones, incendios y otros fenómenos meteorológicos, como olas prolongadas de gran calor.
A pesar de los compromisos internacionales asumidos contra el cambio climático, si las temperaturas medias globales aumentaran en más de 1,5 °C con respecto al período preindustrial -considerado un umbral de referencia para evitar daños catastróficos-, la intensidad de estos fenómenos aumentará, ya que el deshielo en el planeta y la subida de las aguas continuará y muchos territorios se volverán inhóspitos, provocando grandes migraciones en varios puntos del planeta.
EL ODS 13 de la Agenda 2030 nos empujar a adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Si no actuamos, el clima cambiante comprometerá seriamente la biodiversidad y la vida de millones de personas.