Un hecho importante tras las reuniones entre Irán y el grupo de países del P5+1 ha sido una llamada entre el primer ministro británico David Cameron, y el presidente de Irán  Hassan Rohani. Una hecho, que podríamos considerar histórico, si pensamos que los contactos a este nivel entre estos dos países no se producían desde hacía más de diez años. Lo que aún no está claro es si se llegará a un acuerdo antes de terminar la semana. El  presidente americano Barack Obama ha pedido a Israel y a los aliados europeos de verificar “la propuesta en base a la cual en los próximos seis meses se puede resolver el problema de manera satisfactoria” a través de las vías diplomáticas, pero sin  ceder sobre las sanciones en vigor hasta que no se produzca un acuerdo. De hecho el objetivo que se persigue en las reuniones de Ginebra es alcanzar un cierto acuerdo provisional de seis meses, durante los cuales Irán y los Seis (Estados Unidos, Reino Unido, China, Rusia, Alemania y Francia) puedan ratificar un compromiso que limite el programa atómico iraní garantizando que no esconde ningún objetivo militar. La voz más crítica sobre el futuro del programa nuclear iraní es la de Israel que ha repetido hasta la saciedad que no se fía del deseo de apertura del presidente Rohani, considerando su actitud solo una fachada tras la que se esconde un régimen que no ha cambiado ni una sola coma de su política con respecto al pasado.  Ciertamente la retorica oficial no falta en ninguna de las partes. Sin ir más lejos esta mañana el guía supremo iraní el ayatolá Ali Khamenei, en un discurso oficial aseguraba que Irán  no abandonará sus derechos nucleares y ha aclarado que ha marcado «líneas rojas» al equipo de naciones con las que negocia: «Insistimos en que no cederemos ni un ápice en nuestros derechos” y Rohaní ha  dejado claro que el tema del enriquecimiento de uranio es innegociable.

De todos modos hay algo positivo: se ha establecido un diálogo, algo impensable hace unos años. Probablemente dialogar en estos casos significa colocar la propia fe al mismo nivel que las convicciones de los otros y eso no está al alcance de todos los líderes políticos. Irán es un país con una importancia más que estratégica en la geopolítica mundial al encontrarse entre Oriente Próximo y Asia Central, por tanto, es lógico que Occidente esté poniendo toda la carne en el asador para lograr estabilidad y consenso y sacar partido de esta negociación, porque tampoco hay que olvidar que sus grandes reservas de hidrocarburos (cuarta reserva de petróleo y primera de gas a nivel mundial) confiere a este país  también una situación de superpotencia energética No es de extrañar que lo económico tiene mucho peso también en estas negociaciones. Quedémonos con lo positivo: hay diálogo y mientras dure, hay esperanza de llegar a un acuerdo o de encontrar una solución.

por @mbellido

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