“¿Agenda de la Empresa? Oiga, soy una lectora vuestra. Quería deciros que he leído la carta de vuestro director en la primera página de la revista de mayo, esa sobre la modernización de Andalucía y no estoy del todo conforme con su análisis. Creo que Andalucía va muy bien, y mejor de como él la pinta” La llamada telefónica llegada a la redacción la semana pasada es sólo una de las muchas reacciones que están suscitando nuestras puntualizaciones al debate sobre la segunda modernización de Andalucía anunciado desde la Junta y nuestra aportación en el análisis de la situación económica actual. Otros dos lectores también nos comentaban que estábamos exagerando, precisamente cuando el paro estaba subiendo en toda España y aquí había bajado.

Entiendo que la comprensión cabal de los problemas actuales de nuestra tierra no es seguramente tarea fácil y sin duda no ha sido la capacidad colectiva que más hemos desarrollado en los últimos tiempos.

En economía, como en todas las ciencias, la observación y las predicciones se basan en teorías y éstas en un conjunto de reglas y principios básicos que no siempre podemos enmascarar ni maquillar. La economía andaluza no va bien y no hace falta recopilar demasiadas referencias estadísticas comparativas de nuestros analistas económicos. La realidad no se construye componiendo eslogan. Cuando algo no funciona la mejor manera de arreglarlo es comenzar a admitirlo.

La imparable globalización está produciendo cambios inevitables que nos afectan, queramos o no. Baste pensar en la producción: si es competitiva, se produzca en el país en que se produzca, se puede expandir mucho más allá de las fronteras de los mercados locales. Esto quiere decir que la producción y el empleo en Andalucía pueden verse desplazados por la producción más barata que se promueva en otra parte de Europa o del mundo.

No nos extrañe que sigamos a la cola del paro. El declive que ha venido registrando la actividad industrial en Andalucía en los últimos años, tal y como reflejan los datos de producción industrial, no puede traducirse de otra manera que en una destrucción de empleos. Si no se reconquista el protagonismo empresarial y no se impulsa desde la política del gobierno de la Junta la promoción de la mentalidad emprendedora nuestro mejor futuro seguirá incierto.

La sociedad en su conjunto no está mirando con buenos ojos los constantes enfrentamientos políticos, el enredo infectado de insinuaciones, juicios de intenciones, estrategias de descréditos y un sinfín más de circos que a veces se montan algunos sectores políticos, ni las propuestas vanas que no se acompañan de dotaciones presupuestarias para afrontarlas. Una mentalidad que no es emprendedora como la andaluza, se cambia dando facilidades para la creación de empresa, apostando por los recursos endógenos, invirtiendo en I + D y aprovechando esa mínima tecnología que tenemos para impulsar el desarrollo, y dar información al exterior de lo que tenemos y podemos ofrecer.

Los empresarios lo saben, los gobernantes tendrán que aplicarlo si quieren sacar más partido a nuestra economía y más renta electoral: cualquier cosa eficiente es automáticamente deseable

por @mbellido

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