Siempre hay ocasiones para compartir nuestras reflexiones o lo que nos toca vivir. Ayer charlando con un grupo de amigos sobre el momento político que vivimos recurría a la imagen de la Torre de Babel para pintar el cuadro de la situación actual. Entre tanta palabrería barnizada, en el transfondo de los discursos de muchos políticos aparece solo el deseo de perpetuarse en el poder. Es decir trasluce solo egoísmo. Hoy, la falta de valores en política y la ausencia de vocación de servicio, hace que en la sociedad aflore la pretensión de que cada vida se edifique a sí mismo de forma absoluta sin tener en cuenta a los demás. Es lógico que como una especie de castigo algo baje del Cielo y confunda todas las lenguas, todos los discursos y terminemos no entendiéndonos unos a otros como en la Torre de Babel. La gente escucha tantas versiones distintas sobre nuestra economía, sobre la crisis, sobre el estado del bienestar, sobre lo que es útil o no, que el resultado es desconcierto. Además la sensación que se tiene, es que todo lo que se dice o se hace desde la política, resulta absolutista, totalitario y déspota, constituyéndose un “sistema” y un Estado arbitro de todo y señor de todo destino, incluso del de la Vida. De todo eso, nace dispersión en la sociedad, incapacidad de comprenderse, ausencia de solidaridad, evaporización de la conciencia. La gente no encuentra un líder sólido en el que confiar y seguir. La sociedad española está actualmente hecha pedazos y no solo por los nacionalismos, independentismos y partidismos. La gente es espectadora las veinticuatro horas del día de una esquizofrenia que nace en los poderes políticos o económicos, se traduce en los mensajes y en los programas de los Medios de Comunicación y se refleja en los comportamientos de la gente, en la calle, en los trabajos y en las familias. Lo que vivimos en esta Torre de Babel es un gran desconcierto cultural y espiritual. Algunos quieren cargarse nuestras raíces, otros manipulan nuestra memoria histórica, se sociabiliza el egoísmo y se relativiza hasta lo más sagrado. En muchas personas de buena voluntad se abre camino el desaliento y la gente cansada y resignada regala un cheque en blanco al primer parlanchín que ofrece en sus mítines bajar la luna para que juguemos. Levantarse cada mañana y luchar contra esa fuerte sensación de impotencia y de inutilidad que invade hoy a la sociedad civil es trabajo de Titanes, pero hay que hacerlo, está en juego nuestro presente y nuestro futuro.

por @mbellido

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