A un miope también se le llama corto de vista porque puede ver objetos de cerca pero tiene inconvenientes para distinguir imágenes u objetos lejanos. Creo que en los tiempos que corren este trastorno, aunque no físicamente,  lo sufren muchos occidentales; en muchos casos incluso llega a desencadenar ceguera. La situación que el virus del ébola ha provocado lo está confirmando.    La epidemia está destruyendo África. Van ya miles de muertos y millones de niños que no pueden ir al colegio por ese motivo.  Este es un hecho que pasa a segundo plano para muchos medios de comunicación que apenas le dedican unas líneas y que de consecuencia pasa desapercibido para parte de la sociedad que sigue paralizada por los pocos afectados en Occidente.

Van ya casi cuatro mil muertos. Ocho mil infectados, de los que dos terceras partes tienen entre quince y cincuenta años, es decir, la edad en la que se puede estudiar o trabajar, miles de huérfanos y seis millones de niños que no pueden ir al colegio. Para controlar el virus en la región solo hay 30 unidades médicas.

Otro hecho que me ha llamado la atención en estos días es cuánto está afectando todo esto a la economía ya maltrecha de estos países: el 30 por ciento de la producción mundial de cacao, se quedará sin recoger en Costa de Marfil porque no podrán acudir los trabajadores de la vecina Sierra Leona; y el comercio está parado a la espera de que se vuelvan a permitir los vuelos en los aeropuertos.

Me alegro enormemente que nuestra Teresa en el Hospital Carlos III esté más  estable dentro de la gravedad y que aumente así, cada hora que pasa, la esperanza de su recuperación. Sin embargo no quiero pararme ahí. No quiero seguir la tendencia que en estos momentos hace que Occidente siga mirándose al ombligo mientras un continente entero se hunde. Quizás sea demasiado duro al expresar mi opinión, pero tengo la sensación de que cada vez que un virus sale del perímetro de esos países desgraciados, donde ciertas enfermedades son endémicas y hacen mucho daño, alguien en occidente se enriquece de una manera u otra con la desgracia y el miedo que proyecta. Esperemos que la ciencia sea generosa y sin intenciones de lucrarse ningún laboratorio farmacéutico pronto haya una vacuna a disposición de estos países

por @mbellido

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