En ciertas circunstancias nos sentimos incompletos y la sensación de incertidumbre aflora también para recalcar la visión de nuestros límites. Sucede en el ámbito profesional, cultural y espiritual y siempre en el espacio de nuestra propia identidad. Cuando este pensamiento nos invade nos interrogamos a la vez sobre nuestros valores y principios. No sentirnos completos nos empuja en la exploración de espacios desconocidos para nosotros. Espacios llenos de posibilidades y de alternativas. Uno de estos espacios son las dinámicas escondidas que nos unen con nuestras raíces familiares, que han ayudado a configurar nuestros pensamientos y nuestra manera de hacer. Lo importante es indagar siempre sobre lo que cada uno de nosotros es y queremos ser.
Incompleto significa que no ha sido acabado o completado y esto forma parte de la naturaleza humana que en su existencia encuentra la manera de crecer, de desarrollarse, de progresar.
Como en todo, tenemos dos posibilidades, mirarnos y encontrarnos negativamente inacabados, inconclusos, insuficientes, imperfectos y defectuosos o bien entender que sentirnos, como una plantita, verdes, inmaduros, nos hace comprender que aún tenemos posibilidades de crecer y convertirnos, si queremos en un robusto árbol, capaz de dar, incluso frutos abundantes.

por @mbellido

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