Cada ciudad es el lugar de la existencia humana de una comunidad. La convivencia en las ciudades requiere de sus habitantes el ejercicio de una ética urbana, civil, ambiental y moral que conlleva una serie de responsabilidades para con los otros ciudadanos, el medio ambiente urbano y paisajístico que se dibuja en ella. Por tanto, calles jardines y parques de una ciudad, conforman la morada del ciudadano.
Probablemente muchos ciudadanos no sabrían como responder a la pregunta de cómo gestionan su medio ambiente, cómo lo cuidan o cómo lo usan. Yo preguntaría aún más: ¿Qué relación les une con el jardín de su barrio? ¿Con los árboles de su calle? ¿Con los parques de la ciudad? ¿Con las aceras que se extienden delante del portón de sus casas? Sevilla sigue sufriendo el vandalismo pasivo o activo de papeles, colillas, gigantescos o pequeños excrementos de perro y un largo etcétera de basuras en sus calles. Botellas vacías de cerveza o licores, vasos y bolsas de plástico en plazoletas, jardines y parques. Pintadas varias y firmas de autoafirmación sobre muros de edificios.
¿Pueden hacer algo más los responsables municipales? Lo dudo. Es de admirar la labor que los trabajadores de la empresa de limpieza hacen a diario. ¿Quien puede hacer algo para hacer que nuestra ciudad además de ciudad del talento sea ciudad limpia? ¿Las familias? Pues sí. Caminando hoy por una concurrida calle de nuestra ciudad, unos metros más adelante, estaban parados en conversación varias familias con niños. Uno de lo chavales que devoraba un dulce arrojó el papel al suelo. Los padres ni se inmutaron. Al adelantarlos me agache y recogí el papel de suelo y lo tiré a la papelera que se encontraba a medio metro de ellos. Detrás de mí escuché las risas y comentarios de personas que no solo no habían reprendido al “nene ensuciador” sino que además tomaban el pelo a quien en un acto cívico había puesto su granito de arena para mantener limpia la ciudad. El ejemplo es una de las mejores enseñanzas que podemos dar a nuestros hijos y a las personas que tenemos alrededor. Lo decía el filosofo: «No cabe esperar que una madre enseñe a sus hijos costumbres diferentes a las suyas.» Esperemos que no llegue el tiempo en que lo que siempre han sido un vicio se conviertan en costumbre.

por @mbellido

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