La era del ruido

¿Vivimos en la era del ruido? Leyendo los titulares de la prensa de hoy, escuchando la radio o viendo la TV, casi me atrevería a decir que sí. ¿Y qué produce este ruido en las sociedad? Pues, en buena parte, depresión, desánimo generalizado, pérdida de la capacidad de una anticipación positiva de lo que tuviese que suceder, sensación de falta de futuro, de mera supervivencia y, por supuesto, el debilitamiento de los vínculos entre personas e instituciones. Creo, y muchos lo comparten, que una buena parte de los resortes informativos, parecen más obstinados en opinar que en informar. Se abusa emocionalmente de las personas porque se les crea un marco en el que no es posible razonar. Solo aceptar o rechazar.
Se escucha el ruido porque la sensación de orfandad que produce no contar con referentes inteligentes o sabios, hombres y mujeres con sólidos principios morales, gente admirable a las que desear seguir, nos lleva a escuchar más lo que se grita que lo que se susurra. Mientras tanto, otra parte de la sociedad, cansada del ruido, tiende a desentenderse y a mirar para otro lado.
Sería deseable que entre el torrente de noticias en las que se entronizan injustos arrebatos y catástrofes o las que derraman demagogia a placer, para convencer a ingenuos y desprotegidos, se alzara un periodismo constructivo capaz de dejar libre al lector para reflexionar y decidir.