En un viaje a Polonia en 1991, escuché una historieta que se ha quedado marcada en mi “recuerdo”. Se decía entre la gente llana: “Se ha fundado el ‘partido para la prosperidad’, pero los estatutos sólo permiten inscribirse a cuatro personas. De hecho, ¿qué prosperidad puede darse en Polonia para más de cuatro personas?”. Historieta amarga. Y, naturalmente, más verdadera que la misma verdad, en aquellos años y en aquella situación en la que vivían algunos países del Este.

Tal vez, las líneas que preceden hayan servido para dar rápidamente cuenta al lector de que el significado, y sobre todo, la moraleja de aquella historieta acaba hoy centrándome en la búsqueda de una respuesta a la interrogante de si se dan hoy planteamientos similares, aunque en otras situaciones y contextos aquí, en nuestra tierra.

Es evidente que, actualmente, la prosperidad en nuestras empresas no es la cosa más generalizada, como no se ha generalizado, el hecho de que sólo la profesionalidad y el buen hacer son los que impulsan el desarrollo y la consolidación de una idea empresarial. La suerte; me dicen algunos empresarios, es fundamental, o mejor dicho, encontrase en el lugar adecuado, en el momento adecuado.

Existen otros atajos. En España no existen, en teoría, los “lobbies”, no están autorizados legalmente, como en EE.UU, pero pueden existir similares lejano, que de alguna manera ayudan a canalizar corriente económicas o de pensamiento que cristalizan en realidades y que a muchos les abren suculentos caminos.

Lo cierto es que para Andalucía, al contrario que para la Polonia de aquella época, la prosperidad puede conseguirse para más de cuatro personas y para más de cuatro empresas. Es más, todos los andaluces y andaluzas están llamados a vivirla. Se trata de repartir equitativamente las oportunidades, evitando monopolios y acumulaciones en manos de unos pocos. Algo habrá que hacer. Knut Wicksell decía que “todo argumento a favor de la libre competencia se basa en un supuesto tácito que sin embargo, corresponde poso con la realidad: desde el principio todos los hombres son iguales”.

Mientras tanto, para no incordiar demasiado, se podría poner en práctica un antiguo concepto de diplomacia que se está poniendo otra vez de moda:”el equilibrio de las fuerzas”. Después de la caída de Napoleón, Metternich fue el que más la utilizó; Kissinger le dedicó un libro. La idea es que todos consideren legítimo el orden constituido y que éste se base en un equilibrio. Pero, que quede claro: no nos gusta la historieta polaca.

El viejo camino era: venzo yo, pierdes tú. El nuevo es: venzo yo, vences también tú. Ésta es la meta que tenemos ante nosotros, la casa común en que queremos vivir, y debería ser espejo de diálogos, pluralidad, un verdadero mercado común de ideas de progreso y prosperidad.

Nosotros miramos nuestra región como a una gran empresa y nuestra revista es la agenda, donde mes a mes vamos anotando todo aquello que de positivo se hacedor Andalucía desde la Administración, desde las Instituciones, desde las grandes compañías o desde las PYMEs. La publicación cree en la pluralidad y en el respeto, lo importante es construir, sumar a favor de todos y poner de relieve lo positivo, lo efectivo, lo eficaz, y sobre todo, lo que nos lleva a progresar.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com