Acabo de recoger en el Video club la película Sommarnattens leende, Sonrisas de una noche de verano, de Ingmar Bergman, el cineasta guionista y escritor sueco que tanto placer nos ha proporcionado a través de su cine. De hecho Bergman es considerado por la critica, uno de los directores de cine clave de la segunda mitad del siglo XX, para otros el mejor, para mi un especialista en provocar reflexiones. La película, de 1955 fue la primera en darle un galardón internacional en el Festival de Cannes de 1956.En sí es una comedia narrada en tono clásico y poco intimista para mostrar como siempre modos y costumbres sociales bien sazonados con diálogos jugosos e ironía a raudales. En la historia los personajes se enredan. Fredrik Egerman es un abogado que vive un matrimonio platónico con Anne, su virginal esposa. Henrik, hijo de un matrimonio anterior, persigue a Petra la doncella de la familia. Una actriz llamada Desiree antigua amante de Fredrik, está en la ciudad y él la visita, pero ahora ella tiene un nuevo amante, el Conde Malcom, casado con Charlotte. Todos están invitados a una fiesta durante un fin de semana en la propiedad de la madre de Desiree. Charlotte intenta seducir a Fredrik para vengarse de Desiree. Mientras, Anne, la esposa de Fredrik, se da cuenta de lo mucho que le atrae Henrik… El enredo de esta historia es el enredo de tantas historias que conocemos hoy en la vida real. Bergman toma ideas de «Sueños de una noche de verano» de William Shakespeare y Woody Allen quiso homenajear a Bergaman en esta película en La comedia sexual de una noche de verano.
Ingmar Bergman me conmueve siempre en algún momento de sus películas, pero sobre todo me conmueve su talento en sacarle todo el jugo a cada personaje excavando a fondo en el alma humana. Algo que siempre logra sorprender al espectador. En este film Bergman trata con humor asuntos y conflictos familiares y de pareja. Amor, deseo, pasión infidelidades, celos en una pequeña localidad sueca de del siglo XX, que bien podría ser cualquier pueblo de nuestra tierra.
El buen cine es así, plantea la condición humana, cuenta la vida de personas, sus sufrimientos, alegrías y contradicciones haciendo de la pantalla un espejo donde en numerosas ocasiones nos reconocemos. Esta noche volveré a recrearme en una estupenda puesta en escena, excelentes interpretaciones y una historia que divierte y que hace pensar. Gracias Bergman.

por @mbellido

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