La palabra es como el dinero, si comienza a circular excesivamente pierde valor. Pierde significado, capacidad de ilustrar el objeto y el concepto para la cual fue acuñada. Además, no tenemos que olvidar que vivimos inmersos en la cultura de las excusas, de las mentiras y las verdades a medias. La palabra pierde valor cuando falta de concepción y preñez heurística, ese arte de inventar por parte de los seres humanos, con la intención de procurar estrategias, métodos, criterios, que permitan resolver problemas a través de la creatividad, pensamiento divergente o lateral.

En la sociedad actual hay palabras que se desgastan demasiado deprisa. De ser lexemas terminan rebajándose a ser modas, tics lingüísticos que producen solo ruido o rumor de fondo.  A falta de logos, de la razón como capacidad humana, se recurre a hipérboles y superlativos, que empeoran la realidad, vicio muy habitual en algunos políticos. Ciertas palabras en boca de algunos se desgastan a una velocidad extrema, casi en el momento mismo que se van articulando.  Palabras corroídas en el contexto de un lenguaje que en general se ha ido empobreciendo y que políticos oportunistas precipitan a una degradación iletrada de proporciones ciclópeas. Algunos, leyendo sus discursos, traslucen que no tienen el nivel intelectual que sugieren las palabras que le han escrito.  Otros son en sus discursos sólo paradigmas de una tendencia mediática, nada más.

Las palabras pierden valor cuando se recitan sin tener el respaldo de los hechos; destinadas solo a levantar pasiones entre quienes las escuchan. La palabra progresista, por ejemplo, se desgasta y pierde valor cuando viene pronunciada por un líder que abusando de su “yo” la repite hasta la saciedad, precisamente, desde un gobierno progresista solo en la apariencia. Siempre creímos que el progresismo liberal, se proyectaba como protector de las libertades públicas y era un motor generador de riqueza y bienestar. ¿Tiene algo que ver este término (o el que define la RAE[1]: con la realidad actual de los partidos que lo proclaman? Hay palabras que circulan demasiado, carentes de alma, de razón y de realidad; inútiles promesas vacías, no respaldadas por los hechos.


[1] “Aplicase a un partido liberal de España, que tenía por mira principal el más rápido desenvolvimiento de las libertades públicas”,

por @mbellido

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