Casi todas nuestras experiencias se configuran como transiciones, como un recorrido hacia un cambio.  Este efecto multiplicador de las experiencias nace de una interiorización. Cada ser humano tiene mayor o menor capacidad para ordenar la realidad, las experiencias y las palabras según los modelos mentales que haya ido acumulando. Cada  persona tiene a su alcance una gran multiplicidad de prospectivas, de interpretaciones y de lecturas de lo que acontece, de lo que vive y escucha, elementos que se enredan y se  desarrollan en polifonías  de pensamientos y sentimientos. Todos hemos experimentados alguna vez como una boca se convertía en beso, un abrazo en rio, un silencio en sublime música, un ligero movimiento del parpado en invitación, una sonrisa en mañana de sol, la piel de una mujer en puerto seguro, una lagrima en un torrente purificador.

En momentos críticos es donde el individuo más acentúa su capacidad o incapacidad de articular puntos de vistas que permitan un cambio. Los cambios se llevan a cabo, metiendo en discusión nuestras seguridades, nuestros miedos nuestras nociones. Elegir, tomar decisiones y llevar a cabo acciones es lo que en medio de una crisis nos hace encontrar una oportunidad. El bronce puede convertirse en campana, el viento en una veleta, la oscuridad en silencio reflexivo, un charco en un trozo de cielo, las manos en cestas cargadas de entrega.

El grado sumo del saber es contemplar el por qué, decía Sócrates y es que él pensaba que una vida donde no se busca constantemente no es digna de ser vivida. Seguramente el filósofo quería decir que la vida para ser realmente Vida no se puede abandonar a los caprichos o a la superficialidad. Si se pretende que la vida tenga, en cuanto sea posible,  una forma y una orientación es necesario dedicarle reflexión. Hacerse de vez en cuando alguna pregunta sobre la condición humana no es necesariamente un ejercicio difícil y doloroso.  El amor, la muerte, la tolerancia, el dolor, la lealtad y la mentira son voces del diccionario de nuestra alma. Recorrer sus páginas puede ser un viaje apasionante que nos ayudara a encontrar los rasgos característicos y existenciales de nuestra conciencia para iluminar el conocimiento de lo que nos acontece y nos rodea.

Somos la distancia entre el aroma y la flor, somos objeto y espejo como el agua de un pozo. La condición para ver es interiorizar.   La condición para ver es interiorizar.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com