Aznar alerta de que «la confusión y el desorden» que sufre España está afectando al mismísimo concepto de nación, «que nos reúne a todos como ciudadanos». Voz de alarma del ex-presidente: «Constituye una amenaza de retroceso». Aznar hace un breve y claro diagnóstico de una situación que ya percibe el más campechano de los ciudadanos de a pie. Cuestiones que ya también comparten y aceptan incluso sus críticos más enconados. A decirlo con las palabras de un taxista que me acompañaba esta mañana: “Esto es un lío y ni siquiera los que nos han metido en él saben de qué va”. Elementos tan básicos y sencillos como el concepto de nación se desmoronan con consecuencias muy perversas para nuestro desarrollo y progreso. Consecuencias económicas, que nadie se engañe. Se queda uno atónito escuchando a ciertos líderes nacionalistas o a otros de partidos de ámbito nacional pontificando sobre ciertos temas. Si realmente se creen lo que dicen, no hay que dudar, son incultos. Por supuesto que la lógica interior de esos pensamientos políticos no está basada en razones de Estado sino en una frágil legitimidad de tipo carismático-populista-“aguanta poder” que se sostiene solo por el desconocimiento histórico y por la falta de verdadera vocación política. Llegados a este punto, ni siquiera funciona el criterio regulador de las relaciones de mando y obediencia de las organizaciones políticas. Al interno del partido que sostiene al gobierno se cuestiona ampliamente, a nivel de militancia, el rumbo de nuestra democracia. La gente está desconcertada y se pregunta: ¿hacia dónde vamos? Se han perdido de vista, en este horizonte, ideales de paz, de libertad, de desarrollo que son partes de la finalidad de la política y, por supuesto, la búsqueda y construcción de un espacio compartible y compartido en el ámbito de algo que se llama Nación. El lío se ha extendido a la independencia de la justicia y a la separación de poderes, al modelo de enseñanza, al gasto público, central y de las autonomías, a la libertad religiosa, a las relaciones con el exterior… Vaya lío monumental el que tiene España con Marruecos o Venezuela, por poner algún ejemplo. En las acciones de este gobierno hay chispazos de modos absolutistas de ejercer el poder legítimo otorgado por las urnas. Se percibe control, o ansias de controlar más que de expansionar. Nada se escapa al ojo inquisidor que decide lo que es correcto y lo que no, lo que es moral y lo que no lo es.
Los que denunciamos estos líos de Zapatero no somos aguafiestas, es que el nerviosismo que se nota al interno del gobierno, en la gente de la calle y entre militantes de los partidos va a terminar desquiciando la esperanza de que aquí se arregle algo y se encauce la torcida senda de nuestra economía. Nuestro noble propósito es el de conseguir que en esta bendita tierra dejemos de enterrar nuestros más preciosos logros y sobrevalorar miserias vendiéndolas como progresistas. España necesita que dejemos de devorarnos entre nosotros, que nuestro políticos aparten la mezquindad de conservar sillones, despachos y coches oficiales y se remanguen para sacarnos de la crisis. Todos a una. ¿Alguien sueña ya una España sin parados?

por @mbellido

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