Ayer un amigo, aficionado a las películas de ciencia ficción, me decía desde la playa de Almería, donde había ido a pasar unos días de vacaciones: “cuando se está muy cansado se es más propenso a caer en el lado oscuro de la Fuerza” (la cita era de la Guerra de las Galaxias). Así que despidiéndome le respondí: “Que la fuerza sea contigo joven Skywalker” A parte de la broma, reconocí que tenía razón, es bueno reconocer que cuando la fatiga nos abruma demasiado dejamos de dar pie con bola y nuestra mente se colorea de negativo. Uno de los limites más frecuentes en los seres humanos es el de convivir con hábitos mentales insanos y no ser capaces de eliminarlos. A menudo permitimos que pensamientos negativos sobre nosotros o sobre el mundo exterior se apoderen de nosotros, aun sabiendo que estos son una pérdida de tiempo y de energías; siendo además desencadenantes de ansias, recelos y depresiones. Sin embargo, es posible contraatacar a estos estados emocionales con autodisciplina y autocontrol, precisamente para evitar la desesperación, el sentido de impotencia y los pensamientos negativos. Desde luego la fuerza de voluntad es más fácil esgrimirla estando descansados. Los médicos y psicólogos aconsejan aprovechar el periodo vacacional para seguir un régimen alimenticio sano y equilibrado, evitando en lo posible el alcohol y el tabaco, que aun procurando un sentido inmediato de bienestar, a medio plazo, no son buenos ni para el cuerpo ni para la mente. Otra optima idea es la de aprender a descubrir cosas nuevas, es como dar un caramelo o un bombón de chocolate a nuestra mente, visitar un museo donde nunca habíamos estado, gozar de la belleza del arte, aprender un idioma, recrearse en la naturaleza; hay numerosos estudios que demuestran que caminar en un jardín o en un bosque, disminuye la presión sanguínea y reduce el estrés. Estimular los sentidos escuchando música, olfateando plantas y flores, saboreando infusiones relajantes o bebidas refrescantes, hacer algo que estimule nuestra creatividad, cuidar unas plantas en el jardín, cocinar, pintar o dibujar…. Imponernos el hacer cosas placenteras y hacerlas por una única razón: que nos gustan. Si además de todo esto somos capaces de hacer algo de ejercicio físico, por eso que decían los latinos, “mens sana in corpore sano”, cuidando el cuerpo cuidaremos también la mente. Hacer ejercicio físico reduce el estrés, aleja el ansia y el sentido de depresión, ayuda a dormir mejor y eleva la autoestima; vamos que estimula las endorfinas. Cuando vivimos serenos con nosotros mismos, conscientes de nuestras fuerzas y debilidades, estamos preparados para ser en unos casos buenos padres, en otros buenos hijos, cómplices de nuestra pareja, maestros, rayos de luz, bastón o silla para quien lo necesite ,consuelo, alegría, regalo, compañeros de vida y todo eso, sin sentirnos desbordados. Hoy podríamos comenzar reconociendo lo que tenemos de bueno en nuestras vidas y sentirnos agradecidos.

por @mbellido

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