Camellos, exóticos atuendos, oro, incienso y mirra, regalos son elementos que recuerdan a esos misteriosos personajes que procedían de algún lugar de oriente, los reyes magos. Dicen que lograron encontrar a Jesús y a su familia gracias a una estrella misteriosa y brillante que los guió hasta la gruta donde se encontraban. Como todos los niños, yo también creía que estos ilustres monarcas venían todos los años, el 6 de enero, a mi casa montados en un caballo, en un camello y un elefante. Entraban por la ventana y me dejaban juguetes. Mis padres habrían entregado mi carta días antes a sus pajes que se hospedaban en el Alcazar de Jerez para que prepararan y envolvieran los regalos. Mi carta, además de listar mis preferencias por determinados juguetes, aportaba también mis méritos de buen comportamiento requeridos por Melchor, Gaspar y Baltasar para contentar mis deseos. Quién me hubiera dicho entonces que esos personajes ni existían, ni eran tres, ni eran reyes y ni siquiera magos. Resulta que los estudiosos dicen que eran algo así como científicos. En la antigüedad a esos señores que estudiaban las estrellas, amantes del saber y de los fenómenos de la naturaleza, se les denominaba magos. Lo cierto es que esos personajes fantásticos y súper eficaces en su misión de llevar regalos a todos los niños del mundo en el arco de una sola noche después de haber repartido miles de caramelos en la cabagalta de mi ciudad, me llenaron durante años de ilusión y fantasía los días de Navidad. El año pasado, por estas mismas fechas, escribía un post donde aconsejaba no escribir la habitual carta a los Reyes Magos, sino escribirla a Zapatero, (https://manuelbellido.comblog/200912/nada-de-carta-a-los-reyes-magos/) pero claro, visto lo visto y por las noticias que tengo, el presidente no nos concedió nada de lo que le pedíamos, solo nos trajo paro, incertidumbre y desconfianza. Así que quiero volver con ilusión a mis hábitos infantiles y esta Navidad escribir a los Reyes Magos. Si además nos unimos y somos muchos a pedirlo, seguro que se nos concede. Se trataría de escribir, en letra clara y mayúscula al final de la carta, después de haber relacionados todas nuestras necesidades, un deseo: algunos gramos de sensatez para ZP, los suficientes para hacerle entender que en estos momentos por los que atraviesa España, sería mejor que se retirara y dejara gobernar a otro. Sería el mayor servicio que podría hacerle a esta piel de toro que se empobrece día a día, que pierde fuelle, puestos de trabajos y empresas, protagonismo en el exterior y esperanza de remontar la crisis.

Giotto: La adoración de los Reyes Magos

por @mbellido

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