Hay miles de foros y páginas en internet que invitan a zambullirse en lo más dispar de la lujuria y el desenfreno a través de imágenes y películas muy subidas de tono. Esa es la pornografía.
La pornografía lleva décadas invadiendo los kioscos, los videoclubes, los sex shop con espectáculos y, en los últimos años, ha asaltado también internet. Este material pornográfico en sus imágenes presenta actitudes y actos sexuales para provocar la excitación en quien lo observa. La pornografía es casi tan vieja como el mundo, se conservan desde los albores de la historia estatuillas o pinturas con caracteres sexuales exagerados: senos monumentales o falos preponderantes.
Los desnudos pornográficos evidencian y muestran lo que es destinado al consumo del sexo y esconden aquello que pueda llevar a una interiorización o profundización de la persona. Es la honda diferencia que existe entre las fotografías pornográficas y los desnudos artísticos de la fotografía o de la pintura.
La pornografía y su contenido se compra y se vende, solo a través de esta vía se puede conseguir y consumir. La pornografía reduce a la persona a objeto, es reductiva del ser humano y se ocupa solamente de su parte periférica, nunca de su interior.
En el arte, en la pintura y en la escultura el desnudo la mayor parte de las veces representa al ser humano en su totalidad y facilita la profundización de su esencia, la posibilidad de conocerse a sí mismo, tanto en el aspecto exterior como interior. El cuerpo no es solo vehículo de placer, también de dolor, de tristeza, de alegría, es lo que nos facilita transitar por el mundo. Por tanto el desnudo en el arte no solo no hiere, sino que muestra una multifacética exposición de lo erótico, de lo espiritual, de lo estético y de lo fisiológico. El ideal de la belleza, a menudo, ha sido representado por los clásicos grecos y romanos, a través de un desnudo.
La concupiscencia esconde al ser humano y lo hace invisible ante otro ser humano. El desnudo en la pornografía frena la mirada y la encadena a lo exterior. El desnudo en el arte permite, en muchas ocasiones, profundizar en la imagen más completa del hombre y de la mujer, que está hecha de coherencia, elegancia, encanto, gracia, honradez, inteligencia, personalidad, simpatía y, no solo, de sensualidad, simetría, atractivo físico, o juventud. El ser humano es cuerpo y también alma. La pornografía esconde la esencia de los dos aspectos.
El pecado, Julio Romero de Torres

por @mbellido

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