No sabemos si faltan horas o días, pero el ataque a Siria parece ser inminente e inevitable. El primer ministro británico David Cameron, a través de su portavoz, ha dicho claramente que “la comunidad internacional debe responder” a los ataques químicos, definidos “absolutamente repugnantes”, efectuados la semana pasada en Damasco. Las fuerzas armadas británicas, ha hecho saber Downing Street, están preparando un plan de intervención militar. A este plan se sumará EE.UU y Francia.
En Estados Unidos también prepara con declaraciones a la opinión pública. “No hay dudas” que el régimen sirio ha usado gas: decía el vicepresidente americano Joe Biden. “Armas químicas han sido usadas, y es el régimen de Damasco quien las tiene”
Parece que el plan de ataque prevé lanzamiento de misiles desde barcos en el Mediterráneo y bombardeos aéreos contra bases militares. Entre los objetivos estaría la unidad militar que habría supuestamente dirigido el ataque con armas químicas el 21 de agosto.
Mientras tantos Siria amenaza de alargar el conflicto. De hecho han advertido que un ataque a Siria desencadenaría un inmediato contraataque a Tel Aviv. “Si Damasco es atacada abrirá la puerta a un ataque a Israel”
Rusia de una manera discreta ha puesto en guardia de los riesgos que acarrearía este posible ataque. “Cualquiera que sea el uso de la fuerza militar no hará que desestabilizar el país y la región” decía ayer el jefe de la diplomacia rusa Serghiei Lavrov.
No es la mejor noticia. Es triste y absurdo constatar que los hijos de esta Tierra no hayan encontrado todavía un modo de combatir la guerra que con la guerra misma. Papa Francisco apelaba ayer a hacer «callar el ruido de las armas« en Siria al denunciar esa «multiplicación de matanzas y atrocidades» “No es el enfrentamiento lo que ofrece perspectivas de esperanza para resolver los problemas, es la capacidad de encuentro y de dialogo”.
«Lanzo un llamamiento a la comunidad internacional para que se muestre más sensible ante esta trágica situación y se comprometa al máximo para ayudar a la querida nación siria a hallar una solución a una guerra que siembra muerte y destrucción” terminó diciendo el papa.
Me vienen a la memoria las palabras de Hemingway: “Jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen”.