2012 ha sido un año chocante para buena parte del tejido empresarial y gran parte de la sociedad andaluza. En el mundo, el 1 de enero un seísmo de 7.0 sacudió Japón, afortunadamente sin víctimas ni alerta de tsunami, sin embargo, pareció presagiar el temblor constante que padecería la economía durante todo el año, en Europa en particular y, de consecuencia, en nuestra Autonomía.
La Asamblea General de las Naciones Unidas había declarado 2012 el año internacional de las cooperativas, un sector que ha resistido mejor el envite de la crisis por su particular modelo de gestión y que en la actualidad representa más del 10 por ciento del Producto Interior Bruto de Andalucía. No es casualidad que, a la hora de elaborar nuestro Directorio Empresarial 2013, con el habitual quién es quién en la empresa andaluza, hemos podido comprobar que las cooperativas son las que menos han desaparecido con respecto al año anterior.
En marzo, los jefes de Estado y de Gobierno de todos los países de la UE firmaban un tratado de austeridad fiscal, obligando así a los países a respetar una drástica disciplina en sus presupuestos, con acciones contundentes en las cuentas públicas para atajar la crisis de deuda soberana. Desde ese momento, una de las palabras más escuchadas en sedes políticas, mediáticas, sindicales y en la misma calle ha sido la palabra recorte. Otras palabras que se han repetido hasta la saciedad, entrando en el lenguaje habitual de la calle, han sido Prima de riesgo, Subprime, Agencias de calificación, Bonos basura, eurobonos, mercados, BCE, FMI… También algunos nombres propios, que antes pasaban inadvertidos en el día a día de los andaluces, comenzaron a formar parte del elenco de protagonistas diarios en charlas, tertulias, chistes y titulares en los medios de comunicación. Naturalmente estoy hablando de Angela Merkel, Christine Lagarde, Mario Draghi, José Manuel Durão Barroso, Herman Van Rompuy, Antonis Samarás, Mario Monti, François Hollande, Ben Bernanke…
Los grupos que forman parte de los denominados «indignados«, también han sido protagonistas en nuestras calles en los primeros meses del año. Posteriormente los sindicatos tomarían el relevo de las protestas. Entre huelgas parciales y generales, manifestaciones, reforma, nacionalización de Bankia, enfrentamientos, subidas de IVA y debacles de partidos políticos en elecciones autonómicas, ha ido pasando el año, con algunos momentos de respiro, como, por ejemplo, los Juegos Olímpicos de Londres, la hazaña de Félix Baumgartner superando la barrera del sonido, el descubrimiento del bosón de Higgs, el Campeonato Europeo de Fútbol de la UEFA que ganó España o la celebración del bicentenario de la Constitución española de 1812. A propósito de Constitución, la actual de 1978, cuyo XXXIV aniversario celebramos el pasado 6 de diciembre, está hoy más que nunca en el centro de la diana política. Los vientos independentistas que empujan los dirigentes de CIU, con Artur Mas a la cabeza, se han convertido en un tifón entre la clase política; quien amenaza incumplirla, quien quiere conservarla, quien quiere reformarla y quien diagnostica un grave agotamiento de su salud sin aportar receta alguna.
2012 ha sido un año muy duro y algunos pronostican un 2013 con características similares o peores. Entre tantas voces, algunas más catastrofistas que otra, prefiero quedarme con la del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien admitía que 2013 será «difícil» y de «ajustes», pero también deberá ser «el último año de recesión económica» porque «no hay más tiempo» para que continúe la actual destrucción de empleo y para seguir financiando «administraciones ineficientes». ¡Dios le oiga señor ministro y que todos lo veamos!
No quiero terminar, querido lector, sin agradecerte la fidelidad y la confianza que, desde 1996, sigues regalándonos al grupo de periodistas que conformamos Agenda de la Empresa. Este número representa también un aniversario, se trata de la edición 175. Por tanto, doble celebración y doble deseo: feliz aniversario y positivo e ilusionante 2013.