Al medio día en el telediario las imágenes que llegaban de Estados Unidos nos han conmocionado a todos. De nuevo, una catástrofe natural de proporciones monstruosas – un tornado de casi 3 kilómetros de diámetro y vientos de hasta 300 kilómetros por hora -ha hecho estragos en el sur de Oklahoma City, sembrando muerte y destrucción. Durante 40 largos minutos, sobre un área de  treinta kilómetros, el tornado destruía todo a su paso hasta llegar al barrio de Moore donde se situaba una escuela primaria. Dentro del edificio había maestros, administrativos y cerca de 75 niños.

Las imágenes que siguen mostrando la TV parecen las de un área bombardeada;  casas arrasadas, coches destruidos y montones de escombros por doquier.

No es el primer tornado que arrasa la zona, otros dos desbastaron la zona en los últimos 14 años, aunque de menor tamaño, y dando tiempo para que la población se pusiera a salvo. Oklahoma ocupa la parte más al sur de las grandes llanuras centrales, una zona conocida como “el corredor de los tornados” y puede contar  una  triste historia de desastres similares causados por la madre naturaleza en las últimas décadas.  El más grave fue en 1925 y  a su paso provocó la muerte de 700 personas y más de 2000 heridos. Aunque en los últimos años se han desarrollado sistemas de alerta,  evacuación y refugios para limitar en alguna medida los daños, es siempre imprevisible la rapidez con la que se forman y se ponen en movimiento. De hecho esta vez la alarma se dio solamente con 15 minutos de antelación, pronosticando incluso que se trataba de un tornado de poca entidad, sin embargo se convirtió en un tornado gigante de la categoría 4, el segundo más grave en la escala «Fujita», según la cual 5 indica la intensidad máxima.

Muchos de los residentes que han sobrevivido al desastre dicen que no recuerdan una catástrofe de tales dimensiones. Las autoridades temen  que la cifras de los daños batan un record.

En internet se siguen subiendo imágenes captadas con móviles y cámaras de aficionados  que provocan la sensación de estar sobre el terreno y asistir en directo a lo que está pasando.  La globalización y los avances tecnológicos permiten hoy que una noticia de la vuelta al mundo en cuestión de minutos. De esta forma nada de lo que ocurre en cualquier lugar del mundo puede pasar desapercibido.  Los conflictos bélicos en acto están dejando también miles de muertos y las imágenes en los telediarios son el pan nuestro de cada día. Por la ventana del televisor entra el  dolor ajeno a escala mundial día tras día. Nuestros ojos y nuestras cabezas se mundializan así abarcando en un solo vistazo todos los puntos ensangrentados del planeta. Los corazones sin embargo, no siempre logran abrazar esa parte de la humanidad que sufre. Los ojos del corazón a  menudo  prefieren mirar para otro lado,  como si la  guerra y la desgracia fuese el  estado normal del hombre.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com