Hoy, 19 de marzo, día del padre, internet ofrecía en innumerables páginas sugerencias para felicitar a los padres de familia. Frases, postales, poesías, ideas para regalar. Incluso una página ofrecía distintos modelos de diplomas en los que solo había que escribir el nombre del festejado e imprimirlo. Sin embargo entre tanta sugerencias que invitaban a comprar y a gastar, incluso prodigando el derroche, he encontrado una imagen que me ha recordado mi infancia y que me ha llenado por un momento los ojos de ternura. Un niño cargado con una caja de fruta, de esas que usan en los mercados, que apenas podía sostener, corría al encuentro de su padre. No se trataba de un regalo, sencillamente le serviría para subirse encima y poder abrazar a su padre que era de mayor estatura. Evocando mi infancia mi padre era siempre un gigante y yo un pequeño gnomo. Isaac Newton escribió en una dirigida a Robert Hooke en 1676. «Si he visto más lejos ha sido subiéndome a hombros de gigantes» También hoy necesito subirme a menudo a los hombros de su recuerdo para enfrentar la vida con honradez y valentía. Felicidades papá.