Cuestión de proporciones

Sé que los criterios para juzgar la belleza son subjetivos. También estoy convencido de una cosa: han variado según la época histórica y la cultura del momento. Los rasgos de esculturas como el Doríforo de Policleto, El Apolo de Belvedere y la Venus de Milo quizás difieren un poco de los rasgos de Charlize Theron, Monica Bellucci, Taylor Lautner o Brad Pitt.
Me pregunto si el concepto de belleza ha cambiado, si son nuestros gustos los que cambian, o si los modelos que nos ofrecen los Medios nos imponen el concepto.
Un especialista en cirugía estética me decía recientemente que es posible establecer un código estético con criterios matemáticos. Frente amplia, ojos largos, nariz y mentón pequeños son considerados, según estos cánones matemáticos, atractivos. Dicen que la dimensión óptima del rostro es de una séptima u octava parte de la altura de la persona.
Policleto, representante de la escuela de Argos, ya escribió en su época un libro llamado “canon” en el que hablaba de las proporciones que debía tener una escultura. Lo importante era la medida de cada parte, pero en relación con el conjunto.
Ayer como hoy, volvemos a lo mismo, como en todas las cosas, todo es cuestión de proporciones.