Si miramos a nuestro alrededor, si  observamos con atención lo que está pasando en España y en el mundo, tenemos motivos más que suficientes para preocuparnos.  Muchos dicen que nuestra sociedad está al borde del precipicio, otros creen, y no les falta motivo, que hemos precipitado ya. No somos profetas y no podemos adivinar lo que pasará en los próximos meses o años, tampoco somos capaces de identificar totalmente la entidad y el desarrollo que tendrá esta crisis, cuando terminará  y si sus orígenes han sido solo  económicos, políticos o de valores. En lugar de seguir creando confusión y tensión, en lugar de seguir acelerando, todos tendríamos que frenar un poco, aminorar la marcha, el pulso y el biorritmo y reflexionar sobre todo lo que vemos, escuchamos, vivimos y hacia donde queremos ir. Preguntarnos sin prisas por lo que está ocurriendo, como lo estamos viviendo y que podemos hacer cuando la fase aguda de esta crisis ceda el paso a una cierta estabilidad, al menos económica. Somos ya muchos los que pensamos que si en estos momentos la sociedad no se plantea  cambios en los modelos y patrones de vida, se pasará de la fase dolorosa que ahora toca a  una fase aún más trágica. Esta estación “invernal” es tiempo de oportunidades y también puede convertirse en esperanzadora si se comienza a plantear una nueva idea de sociedad. Es fácil traicionar la democracia descargando toda la responsabilidad sobre los políticos. Todos hemos fracasados, quien más quien menos,  y quien esté libre de culpa que lance la primera piedra.  Existe una diferencia vital entre democracia participativa y democracia participada. La democracia es algo más que votar  en unas elecciones; es algo que nos involucra en la marcha de la sociedad, hasta tal extremo,  que el estilo de vida de cada uno se convierte en un acto político. Un acto tan sencillo como  ensuciar la calle tirando un papel al suelo y no en la papelera es un acto político, figurémonos que puede significar practicar la honradez, la lealtad la cooperación, la responsabilidad en el propio trabajo o en la propia comunidad. La democracia se basa ante todo en el respeto a los demás. La política es un gran acto de amor que podemos desempeñar de muchas formas. La sociedad civil es algo real, es un modo de entender la vida y cada una de nuestras actuaciones.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com