Cuando hablo con jóvenes estudiantes, trato de inculcarles que ellos pueden inventar el futuro, mirando, comprendiendo y estudiando a quienes les han precedido, pero sin tener que pedir permiso para cambiar todo aquello que no funciona. No es obligatorio aceptar sin rechistar todo lo que se ofrece en los medios de comunicación en nombre de cierta profesionalidad, libertad de expresión y pluralidad. No es necesario consumir basura envuelta en papel de regalo. No es obligatorio aceptar como cultura lo que solo es mala educación. Hoy hablando con una joven estudiante de periodismo sobre un programa de TV, le insistía que era oportuno que se esforzara en mirarlo con ojos despiertos, libres de ataduras, tratando de analizar también las posibles razones escondidas, los mensajes subliminales y los estereotipos perversos que a veces contienen esos programas.
A menudo la TV chorrea y empapa a la audiencia con frases e imágenes toxicas a una velocidad tal que el espectador no tiene ni tiempo de reflexionar ni de reaccionar. No se trata solo de apagar el televisor e ignorar lo que la “caja tonta” produce. Se trataría de buscar de vez en cuando el camino para exigir una cierta ecología en la producción televisiva. Habría que empezar por desmontar el mito de las audiencias, culpando al espectador de la “basura” que se produce. Habría que indagar sobre la responsabilidad de los editores y exigirles su justo compromiso con el bien común. Habría que debatir sobre el concepto de servicio público que abanderan los medios de comunicación social y como lo llevan a la práctica. Afortunadamente son cada día más las personas que no quieren ser víctimas del marketing televisivo o político y que buscan el modo de reapropiarse de la capacidad de comprender, discriminar, criticar y generar cambios. Solo una nueva generación con capacidad de crítica y reflexión, dispuesta a reivindicar un panorama mediático constructivo puede cambiar el modo de hacer TV, y a través de ella, introducir un aire limpio y respirable que ayude a progresar serena y positivamente a la sociedad.
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