La frase «nada será como antes» se ha convertido en un mantra. Y si nada será como antes, ¿Cómo será entonces? Este virus invisible ha dibujado ante nuestros ojos un panorama que nunca hubiéramos querido ver. Este virus ha puesto “patas para arriba” todas nuestras certezas, alterando nuestras vidas, a nivel personal, social, político, económico e incluso religioso.
¿Cómo será la humanidad del post-COVID19. Probemos a imaginar. Pero sobre todo probemos a soñar como nos gustaría. Nos gustaría que la humanidad presentara un rostro, tejido con hilos de solidaridad y fraternidad, un rostro con ojos capaces de mirar lo esencial y reconocer que hay que cambiar de paradigma, porque ya no sirven los insostenibles que han gobernado el sistema hasta la fecha.
Si pruebo a soñar con un mundo diferente creo que en primer lugar necesitaríamos dar más valor al espíritu y desde ahí valorar nuestra existencia, situaría al corazón como lugar de libertad desde donde poder tomar buenas decisiones basadas en la hermandad que nos hace reconocer hermanos a todos los seres humanos. En segundo lugar soñaría con una sociedad donde las instituciones permearan su actividad con el valor del servicio, poniendo el bien común como un faro en su gestión pública.
Por último y compartiendo el pensamiento de Dostoyevski de que la belleza salvará al mundo, soñaría un Planeta donde la naturaleza fuera respetada y su belleza fuera un constante bálsamo para las heridas del alma, donde el arte sustituyera a la banalidad y a la superficialidad de la TV basura y la TV propaganda. Literatura, pintura, escultura, teatro, danza…, y en general el arte, tiene la misión de mostrar a los seres humanos las huellas de Lo eterno. Las obras de los grandes artistas no mueren porque la idea del artista expresa sobre la materia algo de divino. Los grandes artistas lo han intuido. Me viene a la mente un pensamiento que siempre me acompaña de un gran artista, Vincent Van Gogh: “Creo que no hay nada más artístico que amar verdaderamente a la gente.” Ese es el después que sueño.