Días atrás buscando una dirección tuve que atravesar un barrio donde la prostitución callejera es muy patente. La presencia de meretrices en la calle y en los portales, me cogió desprevenido  y me impactó de tal manera que me hizo recordar  lo que en ese sentido he conocido en mis distintos viajes al sudeste asiático o en América Latina. En Asia, concretamente, en los últimos años el tráfico de mujeres destinadas a prostituirse ha llegado a elevarse a 33 millones.

Es una triste realidad pero el crecimiento de la prostitución y de la trata de mujeres y niños con tal objetivo está siendo vertiginoso. La industria de la prostitución en algunos países asiáticos o de América del Sur maneja cifras impensables. La  industria del sexo, sea en términos de prostitución o pornografía deriva ingresos impresionantes y las ganancias son altísimas para quienes la maneja.

Otra triste realidad  es el auge cada vez mayor de  la prostitución de menores;  niños y niñas que viven sometidos a horrorosos traumas físicos y psicológicos que se derivan del maltrato, del tráfico y comercio del sexo.

Recuerdo en mi último viaje a China “las ofertas” que nos hacían ciertos individuos a los turistas  a la salida de los hoteles o en las  calles peatonales,: “¿ babies?” Era asfixiante la desfachatez y la tenacidad en querer vendernos prostitución infantil  a toda costa. Era también habitual que alguna chica se acercará con rostro inocente y sonrisa  ingenua a ofrecerte un masaje u otros servicios. Una colega periodista me había contado la historia de una joven de la cual había conocido su historia; había sido  vendida siendo todavía virgen, luego violada, revendida varias veces, siendo constantemente  explotada sexualmente, a menudo golpeada y frecuentemente torturada. Me había mostrado una foto y ese rostro de apenas 21 años, mostraba signos de vejez y sufrimiento de una persona de 50.

Las víctimas son casi siempre muy pobres. La práctica de la prostitución introduce a estas personas en un laberinto sin salida,  que cierra cualquier esperanza de un futuro sano. Muchas terminan muriendo aún jóvenes de sida.

Se sabe que el  término «prostitución» emana del latín “prostitutio”  y tiene el mismo significado. A su vez ese término proviene de otro también latino, “prostituere”, que significa exactamente ‘exhibir para la venta”. Hoy en día, precisamente a  través de internet (sobre todo), pero también a  través de periódicos, dibujos animados, videojuegos y catálogos se venden sin escrúpulos seres humanos para ser usados. Cada vez más, este exhibir para la venta y consumo, se hace más violento y perverso.  La prostitución es esclavitud y el sadismo que coba en muchos seres humanos produce crueldades espantosas que aplastan la salud física y mental de personas indefensas y oprimidas hasta reducir sus existencias en enfermas y marchitas.

 

Lo cierto, es que se mire como se mire,  la prostitución organizada atenta superlativamente  contra la dignidad. La extrema pobreza, el chantaje o la presión externa llevan a muchos seres humanos  a practicarla. Su culpa es minina comparadas con la de los que trafican con ella y con la de quienes pagan para obtener ese placer aplastando la voluntad de quienes se obtiene.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com