Desde el observatorio de mi trabajo y desde mi experiencia personal,  no soy ajeno a ninguna  de las  aspiraciones y desafíos del ser humano en la encrucijada de un hoy muy complicado. Una intercesión, en la que vivimos,  que es resultado de una historia cultural, política y científica, a la vez globalizada y local, pero que muchas veces desconocemos u olvidamos.  En este escenario hay cuestiones fundamentales  que tendrían que desafiarnos por encima de todo: el valor de la vida,  el poder de lo humano sobre  la naturaleza, la subsistencia, la huella del bien y del mal, sin embargo, vivimos un presente tan denso de tensiones  políticas y sindicales, que pareciera por momentos eclipsar no solo estas cuestiones esenciales,  sino también el pasado y cualquier proyecto de futuro.

El abuso de la divulgación de los enfrentamientos políticos,  que en el flujo de noticias prevalecen sobre cualquier otro hecho, nos empuja a enredarnos en una madeja de pasiones y emociones cambiantes, que levantan un muro ante nosotros y a nuestras espaldas. Se juzga sin razones, se protesta por inercia y, a veces sin saber porqué.

Vivir desapegados, al menos por un momento y desconectar del bombardeo constante de esa miserable demagogia  política nos permitiría abrir un compás de crecimiento personal. Necesitamos dedicar algo más de tiempo a reflexionar. Necesitaríamos converger entre todos en una cierta pedagogía vital y cívica a favor de la rehabilitación inteligente  de la inalteración del ánimo  o dicho de otra manera conquistar un poco de imperturbabilidad para poder razonar con sensatez.

Ese esfuerzo reclama abrir paso a la inteligencia y la responsabilidad, y no a la ignorancia rampante o a la estupidez de los eslóganes y de las declaraciones demagógicas.   Hoy en twitter alguien decía, “si no quieres ser analfabeto mañana, ve a la huelga hoy”. “Si somos el futuro porque nos dan por culo”, “y si no hay solución habrá revolución”, “guerra, guerra, guerra”. ¡Sorprendente!  Esto y ciertas actuaciones como la de ese grupo de supuestos estudiantes que han ocupado por la fuerza el despacho del consejero balear, los destrozos que ha causado en cerraduras en las Universidades e Institutos catalanes o los cortes de circulación en Madrid,  van más  allá de todo lo justificable y dan entender el enredo de ignorancia en el que ha sucumbido una parte de la población juvenil gracias a ciertos demagogos sin escrúpulos y con intereses de poder muy claros.

Al final el seguimiento de la huelga se ha cifrado en un 22,7%. Probablemente un porcentaje participado, sin duda, por los de siempre, que no son capaces de proponer una alternativa y decir claramente que harían ellos para arreglar esta situación.  Son aquellos que desentendiéndose de la grave situación que atraviesa España solo proponen el constante enfrentamiento, olvidando que existe un parlamento escogido democráticamente para dirimir estas cuestiones.  Todas estas pasiones que he visto hoy desencadenarse en la calles restan energías a la construcción de un presente saneado y  una esperanza de futuro. Esos estudiantes hoy no han estudiado, no se han examinado, han hecho lo contrario de lo que decían defender. Han olvidado, como probablemente  también esos  cabecillas sindicales, , con megáfonos en  mano y consignas precisas,  que en todos los asuntos humanos hay esfuerzos, y hay resultados, y la fortaleza del esfuerzo es la medida del resultado. ¿Cuál será el de ellos?

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com