Un lector, muy amable, me ha enviado en estos días un número atrasado de la Harvard Business Review y leyéndola, me ha hecho reflexionar un pensamiento que dejaba escrito un ex directivo de la Shell, A. De Geus, referente a la formación: “la capacidad para aprender más rápido que sus competidores era quizás la única ventaja competitiva duradera”. Efectivamente un tipo de mentalidad y el dominio de ciertas competencias, son las características fundamentales del empresario que triunfa; dos herramientas en el ejercicio de una actividad que navega en un mundo que cambia y cambia, sin avisarnos. Pero la formación no es un mero acopio de datos o una simple instrucción apta sólo para directivos; todos los niveles de la empresa deben acceder a ella.
Los empresarios son como los astronautas, para actuar bien, necesitan la inteligencia que queda en tierra. A menudo se ignora la necesidad de la comunicación hacia arriba, es decir la ascendente, o se supone que no significa nada más que la necesaria información para el control de gestión. Incluso muchos se equivocan prefiriendo en sus equipos de trabajo fieles y compinches o actitudes a imagen y semejanza. Cuando lo que en realidad empuja a las empresas son las aportaciones de todos, variedad de estilos y de opiniones y sobre todo las personas que buscan el triunfo, desarrollando cada día su capacitación profesional puesta al día a través de la formación continua.
El valor de una empresa se mide por la formación de los hombres que la integran. Por tanto, una posición estática en cuanto a la formación de los recursos humanos de la empresa es la amenaza más peligrosa para el desarrollo de la misma. La calidad no es casual y los sistemas que funcionan bien no se confían al factor suerte. La preparación y la especialización de las personas en las empresas son, cada vez más, el pasaporte que posibilita el acceso al triunfo.
Por eso hemos hablado en este número de Formación Profesional y de otros argumentos relacionados con la formación y de interés general, con Manuel Pezzi, Consejero de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía. Hemos puesto también de relieve algunos Centros de Formación de reconocido prestigio de nuestra Comunidad, y algunas editoriales dedicadas a la formación empresarial.
Lo miremos por donde lo miremos, el tema de la formación nos interesa a todos los niveles. Vivimos en una época caracterizada por el gran desajuste existente entre la oferta educativa y la demanda de titulaciones por parte de las empresas. Hoy por hoy, encontramos en muchas empresas a titulados que están realizando labores que nada tienen que ver con aquello que estudiaron en la Universidad. Y si echamos un vistazo a las ofertas de empleo de la prensa especializada, nos llevaremos también muchas sorpresas en cuanto a las titulaciones demandadas. Los ingenieros y economistas serían en todo caso los más solicitados.
Pero las empresas no están hechas sólo por ingenieros y economistas y cada puesto de trabajo requiere una capacitación y una especialización que se alcanza sólo a través del estudio y de la práctica. Desde la telefonista al Director General, todos tienen que ofrecer eficiencia. Babbage creía que, como regla general, cuanto mayor sea la habilidad requerida para una tarea y menor el tiempo en que tal habilidad se emplea realmente, mayor es la ventaja de la especialización.
El saber está al alcance de todos y el mundo empresarial tendrá que seguir absorbiendo ideas y conceptos para asegurarnos así el beneficio del mejor conocimiento. Ésta es la Economía del saber.